De acuerdo a las Naciones Unidas, el número de migrantes —personas viviendo fuera del país donde nacieron— ascendía a 244 millones en 2015, un 41% más de los que había en 2000. Estados Unidos es el país número uno en total de inmigrantes recibidos (20% de los migrantes del mundo), y de lejos le siguen Alemania (5%) y Rusia (4.5%).

¿Qué pasa con Chile? ¿Cuántos chilenos viven en el extranjero y qué sabemos de ellos? De acuerdo al Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en 2016 cerca de 900.000 compatriotas vivían en el extranjero, siendo Argentina su lugar preferido de residencia (425.000) y luego Estados Unidos, con 115.000. Cerca de la mitad de ellos dejó el país por un tema económico, una cuarta parte por temas familiares y uno de cada diez por temas políticos.

Los últimos debates en torno a las políticas de migración y el control asociado han dejado de lado la otra cara del análisis sobre nuestros migrantes: qué hacen, dónde están y cómo podemos mantenerlos vinculados a su país de origen. En 2016 La Dirección para la Comunidad de Chilenos en el Exterior (Dicoex) y el INE lanzaron a través de los 110 consulados el segundo registro de compatriotas residentes en el extranjero. Aunque soy uno de ellos, nunca recibí información al respecto, y haciendo una mini encuesta del círculo de chilenos que viven en Washington D.C., tampoco ellos se enteraron, lo que me hace pensar que este ejercicio no arrojará resultados muy representativos o útiles. Mi caso sin duda no es estadísticamente representativo, y por supuesto espero que sea la excepción y no la norma, dado que la información rescatada en los consulados puede ser de gran utilidad para el conocimiento y articulación del “equipo chileno” que reside fuera de nuestro país.

Hace algunas semanas, con un grupo de compatriotas que conforma la red de chilenos acá en la capital de EEUU, nos reunimos con dos chilenas que están liderando temas en educación escolar y emprendimiento digital por estos lados. Talentos como los de Daniela y Ximena debe haber muchos en los distintos países donde se encuentran nuestros compatriotas, pero mi preocupación es cuánto realmente sabemos de ellos y qué estamos haciendo para aprovecharlos en Chile. Un indicador podría ser el número de reuniones que están teniendo nuestros embajadores y cónsules con los chilenos en el extranjeros. ¿Cuántos compatriotas tienen en sus bases de datos y qué nivel de comunicación tienen con ellos? ¿Cuántas actividades de conexión entre Chile y este capital en el extranjero se están llevando a cabo? Mi impresión es que de esto hay poco, o prácticamente nada. Las embajadas y consulados deberían ser puntos de encuentro para los compatriotas en el extranjero, así como hubs de innovación y emprendimiento que vinculen a nuestro país con el resto del mundo.

No cabe duda que la globalización cambió la manera de hacer las cosas y hoy nos desafía a decidir cómo participar en este nuevo campo de juego. Por lo mismo, me parece que debemos activar las redes con nuestros compatriotas en el extranjero, pues ellos pueden ser actores clave para estrechar los puentes entre los distintos países donde habitan y Chile. Al mismo tiempo, políticas de formación de capital humano como Becas Chile deberían tomar una rol más activo y estratégico en el uso de estos compatriotas, que regresan al país con una mirada global y formación de nivel mundial.

 

Felipe Magofke, consultor de Innovación y Emprendimiento

@fmagofke

 

 

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