El triunfo del PSOE en España tendrá repercusiones más allá de sus fronteras. Es verdad que debe formar una mayoría estable para gobernar. Pero están dadas todas las condiciones para lograrlo con el nacio0nalismo vasco y el socialismo catalán. Tendrá que decidir entre Podemos y Ciudadanos, que torpemente cerró las puertas durante la contienda electoral. Sánchez ha dicho que el PSOE no pone ningún cordón sanitario.

En Chile vivimos tiempos de definición. Las perspectivas de desarrollo del país y de progreso para la gente se han desdibujado. Las promesas del gobierno se han desvanecido. Las perspectivas de crecimiento son mediocres. Corremos incluso el riesgo que en los próximos años se perfile –como en Brasil– una opción populista autoritaria de signo conservador, que ponga en cuestión los avances logrados desde el retorno a la democracia. Ya podemos advertir su emergencia en varias medidas y propuestas del actual gobierno. El piñerismo no tiene sucesor: hoy las preferencias derechistas van hacia diversas formas de populismo, más o menos intensas.

Eugenio González señaló en 1957 que el socialismo chileno debe confluir con otras fuerzas de avanzada social para constituir un movimiento capaz de impulsar el progreso de Chile y su gente. No estamos condenados por la historia a vivir en el atraso, la pobreza y la injusticia. El país ha avanzado en todos los campos desde el retorno a la democracia en un nuevo contexto mundial, que muchos todavía se empecinan en negar, tanto en la derecha como en la izquierda, tras el callejón sin salida del nacionalismo proteccionista. Chile no debe desandar el camino recorrido con éxito que lo ha proyectado hacia nuevos mercados en todas las latitudes.

A partir de esa experiencia se debe generar una nueva alternativa política que reimpulse el crecimiento económico, redistribuya el ingreso, cree empleos de calidad y responda a las aspiraciones de bienestar social y creatividad cultural de las nuevas generaciones. Ello supone dar un impulso esencial al avance científico y tecnológico y continuar con las reformas educacional, previsional y de la salud. Las nuevas tecnologías deben llegar a todos y todos deben estar en condiciones de gozar de sus beneficios.

La oposición parece despertar de su letargo y trabajar para regresar a ser una opción confiable y segura de Gobierno. Las municipales y elección de gobernadores serán un primer test de credibilidad.

Necesitamos un nuevo impulso de conectividad y transporte que modernice las carreteras, los puertos, los pasos fronterizos y las ciudades en todas las regiones del país. El proceso de regionalización cobrará una nueva dimensión con la próxima elección de Gobernadores.

Tenemos que cuidar que nuestro desarrollo sea sustentable e inclusivo. Nadie puede quedar atrás y todos deben tener un espacio propio de seguridad y progreso, especialmente los pueblos originarios tan largamente postergados. Con ellos debemos cuidar el medio ambiente y la pureza de nuestros bienes comunes: aguas, aire, tierra.

Debemos seguir luchando por una sociedad más libre, igualitaria y solidaria. Y continuar defendiendo los derechos humanos en todas sus dimensiones para saldar las heridas pendientes y para orientar nuestra acción presente y futura. Ahí está esperando el desafío de la igualdad de género.

Debemos levantar la mirada. Percibir las amenazas e impulsar los cambios que anuncian una nueva sociedad en que avanza la solidaridad y la gratuidad, el disfrute del tiempo libre y la creación cultural. Hay un nuevo mundo que golpea a nuestra puerta. Abramos las ventanas al aire fresco de la renovación. De España viene el mensaje coreado en las plazas: sí se puede, el mismo que llevó a Obama al poder. Hoy Biden se presenta como su heredero natural y es el favorito en la primaria del Partido Demócrata.

Por diversas vías la oposición parece despertar de su letargo y trabajar para regresar a ser una opción confiable y segura de Gobierno. Las municipales y elección de gobernadores serán un primer test de credibilidad.