Jorge Pumpin: Políticos arrodillados ante las redes sociales
La clase política decidió utilizar el futuro de Chile como un elemento más para asegurar sus reelecciones.
Durante estas últimas semanas hemos visto cómo los políticos -salvo excepciones- nos muestran nuevamente su verdadera cara. Bajo una dura pandemia y una tormentosa crisis económica aparecen dando clases magistrales de cómo transformar el sufrimiento de los chilenos en un verdadero espectáculo, propio de programa prime de televisión.
Distribuidos en gran parte de las salas, definen su actuar con un termómetro, pero lejos de ser doctores, son expertos medidores de temperatura de las redes sociales.
Si no sabe a quiénes me refiero, basta con revisar los últimos grandilocuentes y apasionados discursos, cuyo fin dejó de ser hace mucho tiempo el debate constructivo y serio, llevándolo únicamente a la más intensa búsqueda de aplausos, likes o retweets.
Si todavía no los distingue, son aquellos que empeñosamente defienden lo popular, que sus convicciones cambian según las tendencias, que estudian meticulosamente las encuestas antes de opinar y mientras más repercusiones pueda tener su publicación, más orgullosos se sentirán, cueste lo que cueste. Es curioso, porque al parecer ahora se ganan el sueldo según la cantidad de tweets más que de su propia labor legislativa.
Para nuestra mala suerte, ya no vemos a los políticos que estudiamos en los libros de historia en donde de manera moderada hacían gala de su elocuencia, racionalidad y prestigio, siendo cambiados radicalmente por corridas con capas rosadas, insultos y un debate que se cae a pedazos en su calidad, siendo dirigido al feroz ritmo de los más extremistas. De inspiradores relatos y envidiable capacidad movilizadora, pasaron a convertirse en meras cajas de resonancia de lo que “se supone que pide la ciudadanía” y si eso no basta, se acude al relato más fácil y rápido: la crítica barata de lo que hace o no hace el Gobierno. De hecho, algunos con una personalidad envidiable, hacen parecer ser respaldados por el país entero, pero si se acude a los registros, siempre serán recordados por su humilde y cariñoso 1% de votos. Vuelvo a repetir, salvo excepciones que a pesar de tener la barra brava enfrente ejerciendo presión e incluso violencia, no les tiembla la mano para defender sus principios aunque muchas veces sea lo impopular. Cuestión admirable y digna de reconocimiento.
Sin embargo, nuestro análisis debe enfocarse en el impacto negativo que la política de mala calidad está produciendo en el futuro de nosotros, universitarios y secundarios chilenos. La clase política decidió utilizar el futuro de Chile como un elemento más para asegurar sus reelecciones. Sí, juegan a hacerle gallito a Piñera, juegan con las leyes que legislan, juegan con los problemas de los chilenos y eso se traduce directamente en que juegan con el Chile del mañana. Fueron otros tiempos, en donde los jóvenes podían darse el lujo de mirar este espectáculo desde las tribunas sin tener intención de involucrarse en lo público. Hoy, cuando vemos que el rumbo de nuestro país se define en ese espacio, se hace más indispensable que nunca que todos empecemos a participar. Lápiz y papel, que los pasos son los siguientes: formarse lo más que se pueda, ser valientes y nunca, depender de las redes sociales para determinar o defender convicciones. No por uno, sino por Chile.
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Mag., MPhil & PhD Polar cantabrigiensis -
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Profesor Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales. Universidad de los Andes. Socio Trino Consultores
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