La cuarta revolución industrial no sólo se ha tomado el debate público, sino también los ranking de negocios más importantes del mundo. El mejor ejemplo es que el año 2012, en la lista Fortune 500, lista que clasifica las mayores empresas mundiales por ingresos, las diez primeras compañías eran fundamentalmente energéticas o financieras: Shell, Exxon, Walmart, BP o China Petrochemical a la cabeza y ninguna tecnológica. En 2017 esta misma lista cambia y aparecen otras compañías como Toyota, Wolkswagen, Apple y HP.

Si usamos otro indicador, como la capitalización, nos encontramos con que en 2012 las empresas mas capitalizadas eran los gigantes Exxon, Shell, General Elctric o Berkshire Hathaway. En 2017 este ranking fue de las tecnológicas: Apple, Alphabet, Microsoft o Amazon, que ocupan los primeros puestos acumulando valoraciones en conjunto que superan los 2.700 billones de dólares. La economía a nivel mundial se está viendo coronada por empresas de alta tecnología y digitalización, que se extienden por todos los mercados y rubros conocidos.

Si ponemos esto en el contexto de la cuarta revolución industrial y de lo que será nuestra vida personal y profesional en los proximos años, en donde el mundo comercial, de ocio, salud, transporte y otros sectores se verá fuertemente impactado por la tecnoeconomía, vemos que en un futuro más cercano que lejano tendremos un mundo social y económico fuertemente digitalizado, donde la tecnología estará presente en todos los aspectos.

Hemos visto recientemente en Barcelona el éxito del Mobile World Congress 2018, que ha puesto de manifiesto cómo los humanos nos estamos acomodando en un entorno digital. Estamos oyendo hablar de los nuevos protocolos de comunicaciones en 5G, que están ya casi aquí. Hemos oído las pruebas que se realizan con los médicos de atención primaria que son robots; los terminales electrónicos, redes y aplicaciones actuales requerirán actualizaciónes para poder manejar el gran volumen de datos que se espera; nuevas aplicaciones de usuario de realidad aumentada permitirán que nos adentremos virtualmente en un bosque jurásico o en una ciudad romana, en temas de ocio o de educación. La medicina estará dirigida por datos y nuevas tecnologías. Y la industria estará inmersa en el nuevo contexto etéreo-digitalizado, con billones de sensores operando en tiempo real, tomando decisiones, y accionando dispositivos de forma remota y cada vez más instantánea. Lo que veremos en el PC dejará de ser una aproximación a la realidad: será la realidad exacta. Una realidad que no será como la actual, sino que estará aumentada digitalmente, con nuevas, fascinantes y, todavía en muchos casos, inimaginables experiencias de consumidor.

Pero, ¿quién manejará, dirigirá y gestionará este inmenso mundo de nuevas sensaciones digitales y tecnológicas? Serán los tecno managers. Personas que deberán tener talento, confianza y tolerancia, profesionales que gestionarán la forma como la tecnología incidirá en nuestras vidas y en nuestros trabajos. Un manager que comprenda la tecnología, que entienda sus potencialidades y su naturaleza evolutiva. Que sepa transformar las oportunidades tecnológicas en nuevos modelos de negocio. Que sepa dotarse de ecosistemas de aportación de ideas y nuevos conceptos tecnológicos, e intuya el potencial disruptivo y reconfigurador del mercado que tienen las nuevas tecnologías. Atrás quedará la era del management financiero, del management de la eficiencia productiva, o del management de seguimiento del mercado. El nuevo gerente deberá ser capaz de identificar rápidamente tecnologías emergentes, y transformarlas en estrategias ganadoras, modelos de negocio innovadores, y experiencias de consumidor imbatibles. Los líderes del futuro vivirán en un mundo dominado por la tecnología, mucho más allá de los post-its, de los business plans, y de los canvas. El nuevo manager deberá entender de tecnología y, especialmente, de la interacción de la misma con el ser humano.

No en vano las escuelas de negocio empiezan a percibir este nuevo escenario. Si hace unos años eran PriceWaterhouse, Accenture o Deloitte las empresas que más demandaban MBAs de las grandes escuelas de management; hoy lo son Google, Microsoft o Amazon. Según las encuestas en EE.UU, el 20% de los MBA de Harvard, o el 25% de los de Kellog que salieron en 2017, se colocaron en la industria tecnológica. Hoy, muchos de los estudiantes de management sueñan con crear su propia startup tecnológica, o trabajar en las grandes corporaciones tecnológicas. Las grandes oportunidades de mercado de los recién licenciados en management se encuentran en la disrupción digital.

Siempre termino con la idea de que todo esto es posible o será posible en Chile. ¿ Será posible efectivamente que en Chile el aporte educativo permita que los futuros profesionales tengan la posibilidad de adentrarse en la tecnología, compaginar su conocimiento con el futuro tecnológico, adentrarse en la disrupción tecnológica, o tendremos que depender del exterior? Espero que no, que el nuevo gobierno que se acaba de instalar en La Moneda apoye fuertemente la capacitación en la nueva tecnoeconomía.

 

Rafael Ruano, asesor de empresas

 

 

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