Gabriel Berczely: Dejemos de apoyar a los vendedores de buzones
Cuando vayamos a votar, sea por la izquierda, centro o derecha, tengamos especial cuidado de aquellos que nos quieren embolinar la perdiz, argumentando que el alumno vale tanto como el maestro, que no hay que poner notas para no traumatizar a los malos estudiantes, que los vándalos son buenos y la policía es mala… A esos políticos no los hay que financiar ni votar, sino botar.
En la Argentina de mediados del siglo pasado se hicieron famosos los vendedores de buzones. En aquella época, todo aquel que quisiera mandar una carta, le ponía una estampilla y la depositaba en buzones grandes, rojos, con forma de hongo, habilitados en muchas esquinas de la capital. El gran flujo de gente metiendo cartas en esos buzones dio pie a uno de los tantos “cuentos del tío”. A los pobres migrantes (extranjeros y del interior), que buscaban una forma para ganarse la vida, les terminaban “vendiendo” el buzón. El vivo de turno, a unos metros de distancia, le mostraba al pobre incauto el gran negocio que podía hacer como “propietario” de ese buzón que generaba un gran ingreso por estampillas. Con el tiempo, la frase “te vendieron un buzón” terminó siendo utilizada como sinónimo de ingenuidad.
Pues bien, en Chile tenemos muchos vendedores de buzones. Uno de ellos es el ala izquierda de la ex Concertación, que convenció a la gente que había que tirar a la basura los 30 años de la Concertación y abrazar fervientemente el estallido de violencia, porque no “eran 30 pesos sino 30 años”. Son los mismos que nos quieren vender el buzón de que “la estatura de Allende, como demócrata ejemplar, no se compara en absoluto con la de Maduro”, tal como manifestó Álvaro Elizalde, presidente del Partido Socialista, a El Mercurio en febrero 2019, a pesar de que Frei Montalva, en entrevista al diario español ABC del 16 de Octubre de 1973, confidenciaba que el país estaba destruido y que Allende, rompiendo todas sus promesas y alejándose de la legalidad, había iniciado una obra de destrucción sistemática.
Debemos reconocer que el Frente Amplio se merece el premio a la desfachatez del vendedor de buzones, haciéndonos creer que sus parlamentarios son filántropos de gran corazón por donar la mitad de sus ingresos. Lamentablemente para ellos, salió a la luz que esa generosa donación en realidad era un ahorro destinado a financiar sus propias campañas electorales del futuro. Algo así como decir que cada uno de nosotros está donando plata cuando ahorra para renovar su auto o televisor.
En la misma categoría está Francisco Vidal, quien en un tweet del 25 de mayo escribía: “Cuando las empresas estratégicas eran del Estado, la derecha las vendió. Hoy esas empresas le piden ayuda al Estado. ¿Qué tal?” Se le olvidó decir que cuando él era ministro de Ricardo Lagos, se privatizaron las sanitarias y el agua potable, se concesionaron las carreteras, se entregaron las playas a privados para su manejo, se vendieron 9 islas en el sur chileno, y se concesionaron cárceles. No tengo ninguna objeción contra esa política de Estado, pero hay que tener cara de palo para tratar de vendernos ese buzón.
Pero, es el PC el que se lleva los premios mayores. Venden la idea del paraíso igualitario, a pesar de que la evidencia muestra que si bien en los “paraísos” comunistas todos son iguales, algunos terminan siendo más iguales que otros, viviendo en opulencia versallesca mientras el pueblo sufre grandes penurias. Cuba, Venezuela, Corea del Norte y Nicaragua son excelentes ejemplos de este humo que venden los vendedores comunistas.
Curioso que siga habiendo incautos que se lo compran. Pero bueno, el vivo vive del zonzo, y el zonzo de su trabajo. Es hora que los zonzos tomemos conciencia, y dejemos de serlo. Por ejemplo, dejemos de aportar a las campañas electorales de estos vendedores que están en el FA, PC, PS, PPD, DC y también en la derecha. Dejemos de ver programas conducidos -y consumir los productos que se publicitan en ellos- por personajes que nos quieren vender los beneficios de la salud pública, pero que jamás la usarían; promueven la educación sin fines de lucro pero mandan a sus hijos a colegios privados; supuestamente adoran la periferia pero concretamente jamás vivirían en ella; abogan por el fin de las AFP pero ahorran en las APV; justifican las tomas pero jamás aceptarían que los okupas se instalen en sus casas; y alaban a los Castro, Chávez y Maduros de turno, pero jamás se irían a vivir a esos paraísos fracasados.
Cuando vayamos a votar, sea por la izquierda, centro o derecha, tengamos especial cuidado de aquellos que nos quieren embolinar la perdiz, argumentando que el alumno vale tanto como el maestro, que no hay que poner notas para no traumatizar a los malos estudiantes, que los vándalos son buenos y la policía es mala, que la sociedad es la culpable de que haya delincuentes y, como consecuencia de ello, la víctima valga menos que el delincuente, que se puede vivir sin obligaciones, y que los empresarios son vacas lecheras a las que hay que ordeñar.
A esos políticos no los hay que financiar ni votar, sino botar.
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