Feminismo puede ser una palabra incómoda, probablemente por su connotación de exigencia. En sus orígenes, el movimiento nace para exigir derechos que las mujeres no poseían respecto de los hombres, como el derecho a voto.
Actualmente, se está posicionando el concepto de liderazgo femenino como un aporte dentro de la evolución social. Éste dice relación con las características propias de la mujer en su modo de ejercer el liderazgo y el valor que aporta. Es el tipo de liderazgo conciliador, que busca generar acuerdos en las organizaciones o grupo de personas, para lograr una meta común; sin necesidad de ser autoritario. Cuando la mujer tiene la posibilidad de participar y se ve positivamente desafiada a integrarse en las diferentes esferas de la sociedad, asume altos niveles de compromiso.
Al mirar lo que está sucediendo en Chile respecto de los temas que afectan la participación femenina en los grupos de influencia, podemos observar iniciativas como las leyes de cuotas y la incorporación del concepto de diversidad en las nuevas normas emitidas por la SVS para fortalecer los gobiernos corporativos de las sociedades anónimas abiertas. Pero, corresponde aclarar que dentro de esta “diversidad” las mujeres no somos un grupo minoritario, muy por el contrario, somos al menos la mitad de la población, por lo tanto un grupo a incorporar en la misma medida.
Las leyes de cuotas optan por la imposición, con la intención de lograr un efecto; sin embargo al estar más asociadas a la exigencia que a la voluntad, corren el riesgo de lograr cambios superficiales. Por su parte, las iniciativas voluntarias responden a motivaciones profundas o necesidades reales, que logran instalar una nueva mentalidad que se abre al cambio cultural.
La propuesta de la SVS, siendo de comply or explain, no impone porque pide informar. Solicita especificar número de hombres y mujeres en el directorio, en la gerencia general y demás gerencias que reportan a ésta o al directorio en la organización y señalar la proporción que representa el sueldo bruto base promedio por tipo de cargo, responsabilidad y función desempeñada, de las ejecutivas y trabajadoras respecto de los ejecutivos y trabajadores.En el entendido que el rol de los directores es velar por el interés de la sociedad anónima, es decir la maximización del valor del patrimonio de los accionistas en el largo plazo. Lo que está por demostrarse es si esta nueva norma logrará aportar a la renovación que al parecer necesitan los directorios e incentivar efectivamente la participación femenina en ellos. De ser así podríamos medir si esta nueva incorporación aporta a la rentabilidad y sustentabilidad de la empresa y comprobar de manera tangible el aporte del liderazgo femenino.
Por último, nos queda preguntarnos: ¿la sociedad actual está respondiendo positivamente a las imposiciones?, o ¿quiere crear nuevos espacios y modelos innovadores de liderazgo que sean exitosos y sustentables en el tiempo?
Tal vez por algo el feminismo de antaño ha mutado al nuevo concepto de liderazgo femenino.
Mónica Reyes, fundadora de la red chilena de mujeres “Makers: Liderazgo Femenino” y gerente de Marketing y Comunicaciones de PwC.
FOTO: FRANCISCO CASTILLO D./AGENCIAUNO