Muchos nos estamos preguntando si cambiará mucho el mundo después de la pandemia, y cómo. Sería mejor decir si cambiará la vida que llevamos, y en qué forma. Si mucha gente cambia de cierta manera, así también se transformará el mundo. Me refiero a una perspectiva de largo aliento. Ni siquiera de 30 años, sino del resto de este siglo. Me parece que muchos de los miedos y euforias con que bastantes viven el presente, especialmente en Chile, pueden venir de no observar los cambios actuales con suficiente perspectiva histórica.

Marx ha sido de los filósofos o escritores que más se preocupó de este tema: de los determinantes del cambio de las sociedades. Al menos, el que más ha influenciado a muchas personas no sólo a estudiar el tema, sino a realizar esos cambios concretos. ¿Qué postuló Marx? En breve y simple, que las sociedades cambian cuando cambian los “medios de producción” predominantes. Con esto se refería a los medios con que se producen bienes, y con los cuales trabajan las personas. Así ponía el poderoso ejemplo del paso de una sociedad feudal a una capitalista al inventarse las maquinarias que dieron origen a la industria (de telas y textiles al principio), y esto a la consiguiente necesidad de acumular capital para construir fábricas, conllevando a la formación de una clase social de capitalistas y a otra de obreros, en sustitución de los señores feudales y los campesinos, respectivamente.

Pero la historia de las sociedades no termina con eso. A su vez, esas agrupaciones de personas o clases definidas en función de su propiedad (del capital o del trabajo) determinan la forma de pensar de las personas, sus ideologías: defensores de la propiedad los unos (capitalistas) y defensores del trabajo los otros (proletarios). Las ideologías o superestructuras, como las llamó Marx, están determinadas, según su “teoría de la historia”, por las estructuras económicas y las tecnologías prevalecientes en cada época.

Más allá de su discutible validez como teoría científica, puede ser interesante volver a ella como marco interpretativo de lo que está ocurriendo en nuestra sociedad contemporánea, y en Chile en particular después de la pandemia. Pienso que la generalización de la videollamada (o el Zoom) para el trabajo a distancia, unido a la tecnología digital y móvil, puede ser equivalente a los telares y la máquina de vapor de la Revolución Industrial. Y otra consecuencia significativa de esto puede ser el regreso de una proporción grande de la población desde las grandes ciudades a regiones y a pueblos pequeños, incluyendo sectores rurales. Es decir, el fenómeno inverso a la migración campo ciudad en los países en desarrollo del siglo pasado.

En el caso de Chile eso puede verse magnificado por la combinación de fuerte incremento del parque automotriz generado por la apertura económica de los últimos 40 años, unido a la disponibilidad de dinero por los retiros recientes de ahorros previsionales volcados a la compra de autos y ahorro. Esto se incentiva además con los problemas de tráfico urbano en las grandes ciudades, el deterioro de calidad de vida, la inseguridad y el narcotráfico. Más apoyo a esta tendencia puede venir de la disponibilidad de créditos hipotecarios por parte de la nueva clase media emergente, que le permite construirse su segunda vivienda en los terrenos de sus abuelos que se quedaron en las regiones después de la migración a la ciudad de ellos o sus padres.

Muestra de lo anterior lo vimos en el tráfico en las carreteras de todo Chile este 18 de septiembre. También lo observamos en la cantidad de casas nuevas que se ve construyéndose en regiones. No es sólo el fenómeno de la cantidad de jóvenes yéndose a vivir a ciudades como Villarrica, Pucón o Puerto Varas. Se ve en muchos otros lugares: Chiloé, Chillán, Villa Alegre, Ovalle, Vicuña, etc. Y comprende no sólo jóvenes; conozco a un ex junior de una oficina que, al jubilar, se fue a vivir a una de esas localidades; también una ex empleada doméstica, y a otra se está construyendo en terreno de abuelos octogenarios viviendo solos.

Interesante imaginar implicaciones de este fenómeno sobre el medio ambiente, la distribución del ingreso y las políticas públicas en el contexto del Chile que pasa al segundo cuarto del Siglo 21. Por ejemplo, las nuevas necesidades o demandas sobre obras públicas. No sólo de ampliación de autopistas, sino de pavimentación de muchas rutas secundarias o rurales. Puede hacerse más importante entonces mantener las concesiones a privados para las primeras, de modo de tener fondos públicos para financiar las segundas. Necesidad de nuevas formas de planificación local, evaluación social de proyectos, etc. De expansión de Internet de alta velocidad y fibra óptica a localidades. Transformación de escuelas rurales (ya sin alumnos por la conveniencia de llevar estudiantes en buses a mejores escuelas en pueblos más grandes) en Centros Comunitarios Rurales. Lugares con estaciones de trabajo y buen internet, con salas de reuniones, asesoría a los adultos mayores para hacer trámites a distancia y cobrar pensiones en forma remota, salas para controles de salud y atenciones médicas por Zoom. ¿Por qué no?

¿Y qué cambios se pueden avizorar en la cultura, la superestructura y las ideologías a partir de todo eso? Difícil que ninguna. Muchos jóvenes buscan insistentemente trabajar menos y lejos de la aglomeración y contaminación de las grandes urbes. Los mayores huir del contagio por pandemia. Sectores medios buscan tranquilidad y quietud. El crecimiento de la economía los últimos años permiten dejar la carrera de necesitar ganar siempre más. Puede haber cambios en los modos de pensar y vivir en sociedad: una vuelta a lo sencillo y lo local –Small is beautifull. Y tal vez por aquí se disipe parte del vapor de la caldera social nacional de hoy. No de inmediato, pero sí  a un par de décadas. Octubre puede haber sido una culminación; la gota que rebalsó, y el inicio de algo muy diferente a lo imaginado hoy.

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1 comentario

  1. Excelente columna. Gran tema para desarrollarlo en profundidad, con sentido país. Sería interesante que los candidatos a presidirlo consideraran y plantearan su visión al respecto, aunque me imagino que no va a ser así.

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