Todos podemos trabajar o estudiar online, el tema es que “haiga waifai”. Donde no falla nunca, y uno se puede instalar tranquilo con su computador es en los Starbucks y en la cárcel.
Hace algunos meses recibí una llamada del servicio de salud para saber si me había vacunado y amablemente me convidaban a pinchar un link, cuando lo pinché supe inmediatamente que me iban a vacunar.
Jason Alexis que tan amablemente me había preguntado por mi salud y mis dosis de vacunas, pasó en dos minutos a pedirme pla pli pla, me dijo: “Mamita, esto es un asalto, sin pistola, pero con guai fai”. Me sentí aliviada con tanto portonazo dando vuelta.
En mis años y expertise en hacerme la “vistima” desde mi más tierna infancia, me largué a llorar como María Magdalena o mejor dicho como la Kenita Larrain cuando el Chino Rios la atropello sin querer queriendo. Lloré y me dije a mí misma: A mentiroso, mentirosa y media, así que con más fe que gordita vendiendo herbalife, le conté que mi marido me había abandonado por una prima hermana y me había dejado en la más absoluta pobreza y deudas, más tres hijas chicas que alimentar, entre sollozos que a esas alturas eran con sorbeteo e hipo, lo tenía casi, casi convencido y conmovido. No sabría decir si tengo suerte, Jason Alexis es buena persona, o el llanto y victimización me salió de película.
Jason Alexis se apiadó de mí y de mis tres hijas (tengo dos nomas, pero qué le hacia una rayita más a la tigresa, para hacer mi historia más interesante y desgarradora).
“Tranquila mamita, tranquilícese, yaaaa, yaaaa no llore más…, tese tranquilita y sosiéguese”.
Ya lo tenía en el bolsillo.
Ahí supe que era un delincuente como los de antes, que recibió algún tipo de afecto en alguna parte de su historia, era a la antigua, con ciertos valores. En el fondo era buena persona, un chileno empático, como tú, como yo. Le conté que tenía a la chicoquita enferma y me ofreció mandarme por “cornersho” paracetamol al domicilio.
Raya para la suma, lo amé, me restableció el wasap, me asesoró con un computador y su cámara, me enseñó cómo proteger mi celular del hackeo de personas y estafadores como él, y no contento con tanta generosidad y cariño, me escribe a mi wasap cada cierto tiempo para preguntarme cómo estoy de ánimo y que no esté más triste, que mi ex marido no me merecía, que soy la más hermosa del condado y que tengo “la vida por delante”, así me dijo.
Más que un coach, un amigo y un enamorado de verdad. En algún minuto estaba tan verídico todo, que hasta yo creí que mi ex se había ido con una prima hermana, y me dio una rabia.
Después me acorde que no se fue con nadie, se fue porque yo le caía pésimo.
Mi amigo Jason trabaja desde la cárcel de alta seguridad desde su celda oficina. Así que, quise tenderle una mano como él lo hizo conmigo, en vista de sus conocimientos computacionales y su expertise en sistemas comerciales, con llamadas y robo online, le ofrecí un trabajo honesto cuando termine su condena.
Muy agradecido y educadamente me lo rechazó. “No gracias mamita linda, yo acá trabajo en la tarde un ratito y me gano dos millones y medio de pesos al mes, pido comida a mi celda y duermo siesta y veo películas desde Netfli o Estar plu’ ya estoy acostumbrado aquí, me conocen todos y tengo interne gratuito, y lo más seguro es que vuelva en unos meses más a ver a los compañeros de pega. Pero le agradezco mamita de igual manera, su gesto”.
Yo le encontré toda la razón.
No paga internet ni waifai, que además corre más rápido que Entel, tiene sus oficinas en dependencias del Estado pagadas por el Estado y todos nosotros. Tiene oficina, pieza, celda, para él solito con microondas, refrigerador y frigo bar, recibe sus cuatro comidas diarias con alimentación balanceada en bandejita de metal, y los martes toca puré con huevo, su favorito.
Trabajador, habiloso e ingenioso.
Con tan poco se puede hacer tanto, es cosa de tener ganas no más y waifai gratis, obvio.
Ojalá las escuelas aisladas de nuestro país pudieran tener ese waifai e internet gratuito, seria lindo.
¿Si Jason puede, por qué usted no?
Jason, un ejemplo de esfuerzo e ingenio, el que quiere, puede. ¡Puede ganar hasta dos millones y medio al mes! Mejor que vender lanchas en La Ligua o tener una planta de revisión técnica. Es cosa de ponerle onda o mala onda.
Chile, un país lleno de oportunidades que sólo ven los “vivos”.
Tip: Tanto en el Starbucks como en la Cárcel hay ladrones haciendo negocios con su billetera, unos con grilletes, otros con corbata.
*Algunos nombres han sido cambiados para proteger la seguridad del negocio de Ali Baba y los 40 mil ladrones.