Estos días de campaña y exposición constante han terminado de desnudar la verdadera naturaleza tanto de este gobierno como de su coalición. En la película Virgen a los 40, cuyo nombre inspira al de esta columna, solo fue hasta que el protagonista se lanzó a la precisión anatómica que sus amigos notaron que su conocimiento sonaba sospechosamente teórico. Del mismo modo, se está notando que este ramillete de nuevos políticos tiene una aproximación a la realidad no solo teórica, sino además tamizada por su ideología. Parece que marchar en la calle y tener calle no eran lo mismo después de todo, porque a la hora de gobernar, decidir y proponer, la ideología siempre va antes que las necesidades de Chile.

Ejemplos tenemos pa’ regalar. Es la ministra del Interior en su tóxica y ambivalente relación con el estado de excepción. Se nota, la corroe, pero lo necesita para que no se termine de ir todo al carajo. Al menos hasta septiembre y pa’ mientras, harta mesa de trabajo. Es el ministro de Educación, siempre listo cuando se trata de suspender clases, pero más preocupado de averiguar quiénes son deudores del CAE que de solucionar la profunda crisis que dos años de encierro representa para nuestros niños. Es el Ministerio de Salud, preocupado de sacar el body scan de las cárceles, por la radiación se fijan… quizás sería bueno que hablaran con sus colegas radiólogos o cirujanos para que les cuenten de las increíbles capacidades de transporte de las cavidades humanas… y del peligro que esto representa para gendarmería y la misma población penal… Tuvieron que retroceder, desde luego, pero qué gran ejemplo de ideología sobre lógica, prudencia, realidad y criterio. 

Del ministro secretario me gustó mucho aquello del “win-win” porque enlaza muy bien con parlamentarios y constituyentes del mismo credo. Expresa a la perfección esta suerte de desprecio por la propiedad privada (ajena sosi poh). Claro, es muy prosaico ese afán por las “cositas”, la “platita”, heredarle algo a los hijos… puras tonterías de pequeño burgués. Lamentablemente para ellos, si se hubieran desvirgado a tiempo (máximo a los 25) de estas ideas pueriles, sabrían lo importante que es para las personas comunes y corrientes el poder sentir el orgullo de esforzarse hasta poder llamar a algo “propio” y de dar a sus hijos una vida más segura y libre. Y esto, les cuento, es más transversal que el gusto por Betty, la fea.

Es el presidente, con la soberbia de balbucear e improvisar sin prepararse, con esa tendencia al bullying y más preocupado de sus sobrenombres, como si no tuviera Chile problemas más acuciantes. Instalar su ideario en el poder es la prioridad, no Chile. 

Una cosa es creer promesas que suenan bien en un café super ondero de una comuna igual de ondera de Santiago, y otra es esperar que Chile los siga en sus delirios hacia el abismo. Les falta calle y les falta -más todavía- campo. No entienden al Chile rural de norte y sur que ama su tierra y sus tradiciones. Les queda tan pero tan lejos que mejor se han concentrado en hacer campaña en las comunas de Santiago con alcaldes afines en una procesión de virgencitas y beatos del nuevo credo.

Esta pitonisa piensa que, después de 4 años de esto, con mucho esfuerzo y dificultad, podemos salir. De una constitución que consolida estas ideas y personas en el poder, por el resto del horizonte que somos capaces de ver, de eso no. Por eso, no hay que aflojar en los últimos metros, porque Chile merece más de lo que este panteón de vírgenes nos ofrece.

K-Sandra

Deja un comentario

Debes ser miembro Red Líbero para poder comentar. Inicia sesión o hazte miembro aquí.