De todo lo que ha pasado en las últimas semanas, lo que más me ha llamado la atención es que la desconexión de la política con la gente continua. Tierna yo, pensé que con el arrollador triunfo de Republicanos vendría además un alcachofazo cósmico. Que vendría un relato, ponte. Todavía nadie le pone colors a decir qué distinto que es Chile con voto voluntario vs voto obligatorio. Tampoco nadie termina de salir de la coyuntura y el péndulo que no se hace cargo el peso cultural de zapatearle en los cachos al octubrismo no una, sino dos veces. Y, por último, el desparpajo con el que el FA-PC-PS insisten en no vernos y/o ningunearnos, en seguir con sus relatos octubristas que fueron derrotados. (x2) Pero la oposición tampoco nos ve na’mucho.

Me da la impresión que algo tiene que ver con esto de la hegemonía cultural de la que tanto se habla y de como hasta ahora, la vara con la que la prensa, los analistas, la academia, losh artishtash y un largo etc de figurillas juzgan las ideas de “derecha”.  

El profe Silva, se manda el stingazo “ ¿por qué cresta, siendo mayoría, tenemos que llegar a acuerdos con la minoría? Que ellos se lo ganen, aquí es problema de ellos, no de nosotros. Yo no quiero pasar máquina, pero aquí la apertura al acuerdo es de quien está en minoría». Pésimo, de acuerdo, pero el hombre pidió disculpas, cosa que no hemos visto ni de los constituyentes, ni de este gobierno, pese a lo mucho que a los analistas fúngicos aman decir que Boric ahora sí que sí, maduró.

Y por otro lado, la cherry sin picking, de esta semana, S.E., en relación a las isapres; “Soy crítico del proyecto de ley que se aprobó de Reforma Constitucional en la Comisión de Constitución del Senado porque desde nuestra perspectiva, como Gobierno, lo que en la práctica realiza es evadir el cumplimiento del fallo de un Poder independiente”. ¿No fue el mismo Poder Judicial que lo mandó a sosegarse tras sus declaraciones sobre los “jóvenes que no son delincuentes” indultados? Parece que lo prefiero en el tobogán, sabi. 

Adivinen a cuál mega funaron.

Es un poco desmoralizador este doble estándar que cancela tan asimétricamente, pero ¡qué diantres! son las reglas con las que jugamos y podemos llorar o ponernos más vivitos poh mijito (rico. Con respeto)

Podemos además, renunciar a empatar. Porque es imposible empatar. En cambio, sí podemos  empezar a menear el relato, defender ideas y empezar a ver a la gente, porque si no, se instalan retóricas maliciosas que se pegan como piojo en kínder y que permitieron a este gobierno llegar a La Moneda.

Porque, hay que ser bastante arbóreo para no darse cuenta que al igual que a la Constitución a las isapres nadie las defiende porque tengamos un fetiche, o las amemos secretamente o nos financia alguien. Es porque el descalabro que su caída ocasionaría a absolutamente todo nivel es gigantesco. Están tan metidos en esta narrativa de odio a los poderosos que son incapaces de hacer algo que todo adulto debiera poder hacer: anticipar las consecuencias de una acción ¿Qué va a pasar con todas esas personas que el sistema público es logísticamente incapaz de absorber? Ese es el punto, no los dueños ni los ejecutivos. Siguen en el pastabaseo intelectual de élite que saca sus calculadoras para ver cuánto les debe la Isapre. Spoiler alert, sería más útil que fueran averiguando en qué sexfam les toca atenderse.

Esta pitonisa piensa que el relato y las ideas lo hicieron otra vez y estaría bueno que, pa variar y con dos triunfos bajo el brazo, la oposición los usara para algo más útil que la discusión de la nueva Constitución. Hay ideas que defender aquí, entonces, partamos por algo, porque con esta insistencia en no vernos, parece como si estuvieran, como en la canción, dedicados a perdernos.

K-Sandra

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