En el capítulo anterior de Inviables…

El Gobierno se la jugó por un proyecto ruinoso, jurando de guata que se podía modificar una vez aprobado. Pero justo antes de que tuviera que votarse, se filtró un numerito que indignó a los votantes. La payasaíta se rechazó y se amurraron, narcisos heridos.

Denostaron a todos, obvio fue la deresha. Los denostados hicieron lo que todo ofendido hace y corrieron a ofrecer una nueva fichita para que siga girando la rueda.

¿Y en el primer capítulo de la segunda temporada? Lo mismo, pero con la reforma tributaria. 

¡Qué feos se ponen cuando se enojan, se les caen las mascaritas! Gracias al Pulento volvió ese genio que es el Meruanista, para hacer un poco más llevable el absurdo.  

A mí me parece de una obviedad total que este Gobierno no renuncia a su fracasado programa, ni a su ideario ni al sentir de su corazón. Lo dijo clarito el Presidente en esa suerte de despedida de IV medio con que nos deleitó para el cambio de gabinete. 

Creo que para hacer lo que tenemos que hacer, esto es, alinear los chakras del rechazo y la opinión de la mayoría para forzar al Gobierno a ir en sentido contrario, debemos ser explícitos. Si Twitter logró cambiar en minutos a la candidata a canciller, hay un hilito que tirar ahí. 

Primero, no hay moderación en este Gobierno. Si para el amor no hay edad, tampoco para abrazar este ideario, verbigracia la ex Presidenta Bachelet con su interpretación de por qué ganó el primer rechazo y el Ministro de Hacienda que ya soltó todas las barbas ideológicas. No fue el único. Nadie está obligado ahí. Algunos son además facilitadores, pero todos adhieren al programa completo. No hay más.

Este Gobierno fue el comando del Apruebo, pero no perdieron por su culpa ah. Y en este segundo rechazo, no es que no hayan hecho la pega política, no es que no hayan sido capaces de alinear a su propio sector, fue Piñera. Este Gobierno es de teflón. Su propio fracaso le resbala. Solo pueden ofrecer un cambio de gabinete boutique tras otro, donde se sacrifican ministros a los que los gladiolos venían persiguiendo hace rato. Al corazón, no lo tocamos. Ni mea culpa, ni reflexión.

Mucha gente se siente súper buena repitiendo aquello de “si al Gobierno le va bien, a Chile le va bien”, pero la evidencia dice todo lo contrario. A Chile le va bien cuando ganan los rechazos, cuando se aprueban TLC que a ellos no les gustan. Chile los prefiere cuando mantienen militarizado el wallmapu (sic) fíjate. Entonces dejémonos de repetir leseras. Si fuera por ellos… bueno, alta prioridad a la visibilidad lésbica, pero proyectos que protejan de verdad a nuestras policías (sin telefonazos), esos no merecen el mismo trato. Este Gobierno pelea solo, son caníbales, suicidas y son su peor oposición y eso es muy malo para ellos y la institucionalidad, pero bueno para Chile. 

Esta pitonisa piensa que este no es un Gobierno en el que podamos relajarnos y disfrutar del viaje. Si Nicolás tiene dos papás, nuestro Gabriel ya tiene dos rechazos y contando. Vamos en la segunda temporada y esto es lo que es. Lo único que puede salvar Chile son las fuerzas del rechazo alineaditas y la opinión pública vigilante. 

¿La derecha? Bueno, ya hicieron el papel de sad balls (con todo respeto) en la primera temporada, cambien el guionista pa’esta. Porque estos espectáculos de repartijas de parcelitas de poder cuando la crisis de seguridad es tan profunda, se ven increíblemente mezquinos. 

En esta segunda temporada nos toca estar vigilantes y apoyando a quienes vayan en la dirección que Chile necesita. Y ojo que intuyo que van a empezar con el cuco populista. Esta segunda temporada, aparte de las cabritas, todos al aguaite.

K-Sandra

Deja un comentario