¿Faltan huevos en el Congreso? Apuesto, estimado lector, que usted es un mal pensado, pero confieso que, al ver las recientes actuaciones de los legisladores, he tenido el mismo sentimiento en más de una ocasión. Quién no lo ha tenido. Tampoco me importa mucho si a los parlamentarios les llegaron o no huevitos de chocolate para esta Pascua de Resurrección, porque no se han portado muy bien con el prójimo. Muchas veces prefieren llevarse los huevitos para su casa o partido.

Luego de ver el debate de los dos proyectos de retiro del 10% de los fondos previsionales, y en especial la votación favorable de una amplio grupo de parlamentarios, incluyendo aquellos pertenecientes a la coalición de Chile Vamos, resulta difícil resistirse a gritarles en la cara que les “faltaron huevos” para rechazar ambos proyectos. A sabiendas del daño que le causarían al país, optaron nuevamente por el populismo y la irresponsabilidad. Sucumbieron al miedo de las encuestas y redes sociales.

Peor es el caso de aquellos parlamentarios de izquierda que apoyaron los retiros anteriores pero ahora, que están en la coalición de gobierno, se dan vuelta la chaqueta y recurren a los mismos argumentos del gobierno anterior para rechazarlos. Estamos frente a unos verdaderos “huevos revueltos”. Y a quienes tienen los huevos bien puestos y han rechazado siempre los retiros, antes y ahora, mis felicitaciones. La consecuencia se valora y agradece.

Descubrí que una posible explicación a este errático y confuso proceder de los parlamentarios que apoyan los retiros podría tener otro origen. Me refiero al efecto “aweonao” de algunos. En efecto, leo en un diario de la Región de Valparaíso que un reciente estudio del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL) y del Instituto Catalán de Oncología (ICO) arroja que el consumo de huevos (¡de gallinas, por cierto!) estaría asociado a un menor riesgo de sufrir demencia. 

Aunque algunos se hagan los giles en ocasiones, en especial cuando el asunto les interesa, lo cierto es que un número no menor de parlamentarios pareciera que tiene seriamente dañada su función cerebral. A fin de destapar los coágulos a algunos y de facilitarles más intervalos de lucidez a otros, sería altamente recomendable que los parlamentarios comieran más huevos, en cualquiera de sus preparaciones, por su potencial neuroprotector. Aclaro desde ya que no tengo vínculo alguno con los productores de huevos, por lo que descarto cualquier colusión.

Igual receta aplica a una gran mayoría de convencionales, quienes durante el trabajo constituyente han dado señales de padecer serios problemas cognitivos. Desgraciadamente mi iniciativa popular de norma para declarar el consumo de huevo un deber cívico, no tuvo la acogida que esperaba. Me tinca que algunos políticos me hicieron contra campaña. Mis sospechas recaen en los fanáticos de la película chilena “El rey de los huevones”.

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