Los dimes y diretes entre Bolivia y Chile parecen no tener fin. El respeto y la diplomacia son bienes cada vez más escasos en una relación vecinal tan compleja como antigua. Con el tiempo nos hemos (mal) acostumbrado como país a ser blanco de comentarios beligerantes y derechamente insultantes por parte de las autoridades bolivianas, en especial del Presidente Evo Morales, quien prácticamente a diario dedica caracteres a Chile en la red social Twitter, un nuevo “miembro” de la vocería gubernamental.
La detención de nueve ciudadanos bolivianos en territorio chileno y, posteriormente, la captura de dos funcionarios de Carabineros en territorio boliviano, ratifican la necesidad de una revisión a conciencia en las políticas de seguridad fronterizas, si bien se trata de incidentes de naturaleza distinta que no convendría confundir. Geográficamente la zona es compleja, pero en situaciones como las ya mencionadas se ha demostrado ineficiencia a la hora de establecer un diálogo que procure entregar una solución concreta y permanente a los problemas limítrofes, a pesar de los tratados firmados entre ambas naciones.
Producto de lo sucedido en las últimas semanas, este vergonzoso malabarismo dialéctico del “dijo o no dijo” se ha intensificado. El canciller Heraldo Muñoz ha hecho uso de las vías diplomáticas correspondientes y ha invitado al Presidente Morales a poner “fecha y hora” para reunir al Comité de Fronteras, con miras a establecer protocolos de actuación para el tratamiento de este tipo de incidentes fronterizos. Si bien se acordó que la reunión se llevará a cabo el 25 de julio en Santa Cruz, Bolivia, Morales criticó que el canciller chileno no asista a la cita y, de paso, según consigna la prensa, el presidente boliviano desmintió que haya sido Chile el que convocó al Comité de Fronteras. Ante esto, Muñoz recalcó que “lamentablemente miente e insulta, en primer lugar al sostener que Chile nunca convocó al Comité de Fronteras (…) el señor Morales no está cómodo con este diálogo aunque es sólo sobre materias fronterizas, lo de Evo Morales es hablar sobre diálogo y no realizar diálogo efectivo. No vamos a caer en el juego del señor Morales, en sus provocaciones para suspender la reunión, iremos a este Comité de Fronteras en Santa Cruz”.
Por su parte, el Gobierno boliviano no tiene noticias referentes al tema en su página de Cancillería, pero en la prensa altiplánica se continúa haciendo alusión al tema del Comité Fronterizo, recalcando que hasta hace unos días (12 de julio), no existía una respuesta oficial por parte de Chile que confirmara la asistencia a la reunión propuesta por Bolivia. El Presidente Morales también ha escrito en Twitter que “Escuché que Chile fue quien pidió la reunión de autoridades del Comité de Frontera, eso es totalmente falso” y, “Estamos en los tiempos de los pueblos, no de los imperios”, seguido del hashtag #DiplomaciaDeLosPueblos.
Sin relaciones diplomáticas desde 1962, Bolivia demandó a Chile en 2014 ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) por una salida soberana al Pacífico, desacreditando el tratado suscrito por ambas partes en 1904. En junio de 2015, respondiendo a las amenazas de Evo Morales, Chile demandó a Bolivia ante el Tribunal de La Haya y desde entonces las autoridades bolivianas, y en especial su Presidente, no han desaprovechado oportunidad alguna para descalificar a la diplomacia y a los gobernantes chilenos, en un intento desesperado por conseguir el desprestigio de Chile con miras al fallo del Tribunal Internacional.
Bolivia debería entender que en las relaciones internacionales, los acuerdos y la colaboración se logran con el diálogo honesto, consistente de argumentos, y sobre todo con voluntad de alcanzarlos, cosa que lamentablemente parece no interesar a Evo Morales, quien con sus ataques no hace más que dar muestras de una inequívoca ceguera y desubicación en el manejo de temas bilaterales, especialmente con Chile.
Teniendo en cuenta el contexto y las maneras del Mandatario boliviano, no es mala idea tomar la palabra del ex Presidente y actual candidato presidencial Sebastián Piñera, quien recientemente ha respaldado a La Moneda en las medidas adoptadas en este asunto recordando el dicho: “A palabras necias, oídos sordos”.
Natalia Farías, investigadora del Centro de Estudios Bicentenario
FOTO: IVÁN CANELAS/AFKA/AGENCIAUNO