Los últimos acontecimientos del país han ordenado las prioridades y puesto las cosas en su lugar. La muerte de la carabinera Rita Olivares obligó a un apoyo transversal de los partidos a la agenda de seguridad. Algo impensable cuando muchos de los parlamentarios incluido el Presidente siempre habían votado en contra de mociones como estas y fomentado el ataque a carabineros y a toda acción a favor de la seguridad país.
En el proyecto de ley Naín se abordan temas como la «legítima defensa privilegiada» de carabineros al momento de usar sus armas de servicio, figura que molesta a quienes utilizan la violencia como un modo válido de hacer política. Por supuesto, y no era de esperar menos, el Partido Comunista y varios miembros del Frente Amplio votaron en contra de esta moción.
Con esto, Apruebo Dignidad dejó en una compleja situación al Presidente de la República, quien a pesar de su pasado comportamiento ahora salía a respaldar a carabineros. Los dichos del general Yáñez resuenan en la cabeza de los chilenos, «basta ya», frente a lo que fue llamado por la ministra del Interior literalmente al orden.
Por su parte la ministra Tohá anunció que mandarán indicaciones al Congreso para esta ley para así evitar el «gatillo fácil». Pero mientras los políticos que apoyan la violencia intentan justificar lo injustificable, la noche del «joven combatiente», esa especie de día de furia ritualizado culminó con más carabineros heridos.
Lo cierto es que a quienes llamaron a refundar carabineros y quemar la «yuta» idolatrando al famoso «perro matapacos» les queda poco piso moral, si alguna vez tuvieron alguno.
Ciertamente ellos consideran tener una moral distinta, ya que el bien y el mal para ellos se mide en cosechas electorales. Es por eso que hoy están preocupados. La seguridad es la máxima preocupación de la ciudadanía y Carabineros de las instituciones mejor evaluadas.
Porque algunos se dan vuelta la chaqueta, sólo porque les conviene. ¿Pero realmente quieren una institución de Carabineros empoderada y a una ciudadanía tranquila? La verdad es que parece poco probable. Sólo basta con mirar el historial de los votos y de los dichos de cada uno de los que hoy son Gobierno.
«Por sus obras los conoceréis»dice la Biblia con una sabiduría magnánima. Cuando el dicho no se condice con el hecho se produce una disonancia cognitiva, lo que salta a cualquier inteligencia con un dedo de frente. La ciudadanía no es tonta, comprende que no son sinceros y que sólo buscan engañar por conveniencia.
Lo cierto es que quien siembra, cosecha y quienes son Gobierno han lucrado, sí, lucrado de la violencia. Buscaron el poder y reemplazar una élite por otra y lo hicieron mediante la violencia. Es el camino que les acomoda ya que desde el caos cosechan. A falta de méritos, río revuelto es lo más conveniente. Por lo mismo las instituciones policiales que buscan el orden son la barrera para revolver la perdiz y el gallinero.
El general Yáñez tenía y tiene razón, la vida humana de carabineros es tan válida como la de cualquier otra persona y chileno. Pero a quienes hoy son Gobierno, esos jóvenes revolucionarios de macetero, nunca les ha importado la vida humana. Ellos idolatran y santifican a quienes son parte de la instrumentalización política, como el caso Catrillanca.
Los recuerdan en el santoral de la causa desde rituales anuales. Rasgan vestiduras cuando un carabinero se ve involucrado en algún hecho confuso, no se demoran nada en cantar a coro “pacos asesinos” y nunca frente a juicios que exculpa a carabineros han pedido ni disculpa. El caso malabarista y el caso Puente Pio Nono son dos ejemplos de lo selectivo de su interés por los derechos humanos.
Ciertamente ¡basta! Celebro que la presión ciudadana haga que los políticos logren hacer lo que corresponde y lo que es debido más allá de sus intereses personales. Sin duda este cambio instrumental una vez más del Gobierno apoyando la seguridad, ha quebrado la coalición y dejado en evidencia que hay muchos que sólo buscan servirse y a cualquier costo.
Chile no aguanta más violencia y necesita orden, esperemos que la agenda de seguridad sea la unión que el país necesita, esa unión sensata que aísle a quienes no quieren la paz, que aísle a esos que no son democráticos, ya que nadie que valide la violencia puede jactarse de serlo.
Esta semana veremos las almas desnudas de esos políticos de «alta moral» o más bien de moral de torre de papel desmoronarse. Esta semana veremos a cuántos su pasado los condena y si realmente los cambios que dicen haber tenido son genuinos o simplemente otra acción instrumental. Si realmente hay arrepentimiento, se busca enmendar el camino. Esta semana estarán todos a prueba y veremos si alguno da el ancho.