Chile vive hoy a todas luces una crisis migratoria. El mismo canciller reconoció abiertamente que “todos los países tienen una capacidad limitada en términos de absorción de inmigración y me temo que en Chile esa capacidad está agotada.” Esta afirmación duele a muchos que por largo tiempo promovieron la política de puerta abierta, y que querían dar beneficios sociales universales a todo extranjero en Chile, afirmando que no existen “personas ilegales”.

Lo cierto es que esa visión que apoyaba el Frente Amplio y los comunistas hoy tiene consecuencias humanas dramáticas. Rasgaban vestiduras frente a las políticas de reconducción y de expulsión de migrantes criminales, levantando reclamos junto a organismos internacionales y el servicio de migrantes de jesuitas para impedir las expulsiones.

Hasta quien es hoy presidente decía que “el problema de Chile es que hay muchos chilenos”, y en la convención los delirantes convencionales levantaban pancartas en defensa de los potenciales expulsables. Alentaron la entrada masiva de migrantes y aunque hoy culpan al discurso de Cúcuta del expresidente Piñera, lo cierto es que la explosión migratoria viene desde antes y explota en el segundo gobierno de Michelle Bachelet.

Las afirmaciones del canciller y el cambio de actitud frente a los migrantes indocumentado aparecen frente a una crisis de seguridad y delincuencia importada que preocupa a todos los chilenos. La realidad criminal en Chile ha mutado y se ha sofisticado al punto que la realidad supera a la ficción y la criminalidad vista desde la pantalla hoy es real y más común de lo deseable en Chile.  

Lo cierto es que migrar es un derecho personal que inicia desde la decisión de salir del lugar de origen por la razón que sea. Búsqueda de mejores oportunidades o bien de mayor seguridad. Muchos son forzados a migrar. Pero el a donde ir depende de derecho de cada nación a recibir a quien estime conveniente de acuerdo con sus leyes y deseos.

Los inmigrantes en los distintos países han sido un gran aporte para aumentar la riqueza cultural y colaborar a construir un país. América, el nuevo mundo, fue forjado por inmigrantes. Chile es un crisol compuesto de los descendientes de quienes llegaron en el tiempo.

Siempre las políticas migratorias deben ir acompañadas de los intereses nacionales de cada país. Por eso existen fronteras y pasos establecidos y cada persona debe tener su documentación y cumplir con lo que el país de recepción establece. Cada país debe establecer una política migratoria responsable que el permita acoger, y absorber a quienes llegan. Poder proveerles de casa, salud y educación, sin deteriorar las opciones de los locales, ya que, si esto no se hace así, la xenofobia puede y siempre ha surgido.

Ciertamente lo que hoy vivimos es causa de múltiples factores, pero ciertamente el origen del flujo está en el gobierno tiránico y empobrecedor de Venezuela. Muchos venezolanos se vieron obligados a migrar.

Además, Nicolás Maduro vació sus cárceles y delincuentes  “profesionales” se repartieron en Latinoamérica. A esta realidad se suma la política garantista y de baja sanción para el crimen en Chile, lo que hizo de nuestro país un lugar deseable para establecerse a quienes buscaban delinquir.

Si, hemos recibido de todo, migrantes honestos que han venido a trabajar y a construir un mejor Chile, migrantes forzados que buscan un asilo humanitario para volver a empezar y delincuentes importados que buscan oportunidades en vacíos legales, en ausencia de ley y en mano blanda en la implementación de éstas para poder abusar de las personas honestas. Un país con instituciones debilitadas desde la ideología.

Frente a esto cabe preguntarse ¿por qué quienes hoy son gobierno buscaban crear esta situación? ¿qué se ganaban? Y ¿por qué frente a la dramática situación actual, se niegan a tipificar como delito violar las fronteras?

Saben que el origen es Venezuela, pero muchos de ellos la admiran y quisieran emular a ese país. Muchos son “amigos” de ese régimen perverso y violador de los derechos humanos, ya que para ellos sólo tienen derechos humanos “sus compadres” o “camaradas”.

Hoy la crisis tiene a muchos migrantes queriendo regresar a Venezuela desde Chile a través de Perú, ya que Bolivia no permite acceso, lo que es preocupante. ¿Tan mal se ve el futuro de Chile, que prefieren retornar al infierno?

Lo cierto es que la situación no da para más. La diplomacia deberá ser más agresiva para lograr establecer la reconducción de esas personas que, ciertamente, no pueden esperar.

Pero lo que urge es cortar el flujo, que no entre más gente y devolver a todo quien haya entrado de modo irregular e ilegal. Detrás de esto está el crimen organizado que no solo trafica drogas, sino también personas.  

Otra vez, las políticas necesarias son exactamente las contrarias a las pregonadas por los que hoy son gobierno. Enmendemos el camino antes que sea demasiado tarde.

Magdalena Merbilháa

Deja un comentario