La ley de Gobierno Corporativo de Codelco, promulgada en 2009, representó un avance significativo para la institución. Por primera vez en su historia la administración de la empresa se realizaría al margen de las autoridades políticas de gobierno y de las Fuerzas Armadas, vale decir, de ministros de Minería, de Hacienda y militares. Se entregó la gestión a un directorio profesional, designado a través de mecanismos transparentes y con la participación de la Alta Dirección Pública. Codelco pasaba, por ley, a ser fiscalizada por la SVS, además de Cochilco y la Contraloría, y la designación del Presidente Ejecutivo recaía en el directorio.
Han pasado poco más de ocho años y sin duda que se ha avanzado, sin embargo al inicio de un nuevo gobierno, bien vale la pena hacer una evaluación de los temas aún no resueltos y en los que se deberá poner atención en el próximo período.
Codelco al parecer enfrentará un tiempo de altos precios del cobre; el promedio anual 2018 ya alcanzó los 3,20 US$ por libra, superior en un 46% al promedio 2016 y en un 15% al de 2017. De hecho, Cochilco elevó la proyección del promedio anual a 3,06 US$ para 2018 y US$ 3,11 para 2019. De mantenerse esta situación y, con el debido control de costos que ha implementado la empresa, los excedentes aumentarán significativamente, con lo cual aumentan los apetitos y expectativas, no sólo del gobierno, sino de todos los agentes que operan en torno a la empresa, tanto al interior como o al exterior de ella.
La necesidad de una política de Estado para la capitalización de los excedentes de Codelco es un aspecto clave para la planificación de sus inversiones. Hacienda administra anualmente dichos excedentes conforme a las necesidades sociales, y al no tener la empresa claramente definida la disponibilidad de recursos para invertir, debe endeudarse o retrasar sus inversiones, afectando su productividad y rentabilidad.
Un tema aún en carpeta es la derogación de la ley reservada del cobre, la cual afecta la imagen internacional de la empresa al señalarse que sus excedentes se destinan a la compra de armamento —con poca transparencia, a la luz ciudadana, en el uso que se da a esos recursos obtenidos de la explotación del mineral—. Este aspecto podría complicar su posición competitiva a futuro.
Otro punto clave será profundizar y modernizar la relación empresa-trabajadores, propios y subcontratados, alineándola con el mercado internacional en que participa Codelco en materia de productividad y beneficios. Ello constituye un aspecto relevante a la hora de competir y generar excedentes para las futuras inversiones y para el país. Aquí, supervisores y trabajadores, ambos estamentos con presencia en el directorio, pueden y deben realizar un aporte.
Adicionalmente, el país deberá implementar una política clara respecto de la explotación futura del litio; Codelco deberá definir si participará en esta nueva área, que sería un nuevo negocio para la empresa. Recordemos que dispone de gran cantidad de reservas de este mineral actualmente inexplotadas.
Por último, resalta la importancia de avanzar en los proyectos estructurales que permitan la reposición de los actuales yacimientos en explotación. Codelco, según cifras oficiales, en los últimos ocho años ha aumentado su producción de cobre propio en un 2,5%, y el país en su conjunto lo ha hecho en un 2,9%, en circunstancias que nuestros más cercanos competidores, Perú y China, aumentaron respectivamente su producción del mineral en un 86% y 72% en el mismo período. Grandes desafíos para Codelco, sus autoridades y, por supuesto, para el nuevo ministro de Minería.
Santiago González Larraín, rector de la Universidad Central y ex ministro de Minería
FOTO: SEBASTIAN BELTRAN GAETE/AGENCIAUNO