Señor Director,
En la propuesta de nueva constitución, revestido de autonomía indígena, que tendría el disparate de 11 sistemas jurídicos indígenas diferentes entre sí a lo largo del país (uno por cada etnia) con territorios exclusivos -no chilenos-, claramente viene un separatismo geopolítico anti chileno, de amplio espectro criminal y un independentismo ya fomentado por terroristas, particularmente ya en el sur de Chile, que inevitablemente llevará a una intensiva guerra de guerrillas intra-etnias, y entre chilenos e indígenas, y peor aún, quizás a una sangrienta guerra civil, algo ya enquistado y más que embrionario en la Araucanía.
El narcoterrorismo y criminalidad indígena que aplasta y somete por años al inocente indígena chileno, busca territorios propios y operar sin fronteras controladas por Estado alguno.
El Estado de Chile, sus autoridades, sus instituciones y su historia se debe a los chilenas y chilenos y viceversa y no puede permitir la disolución, fragmentación y desaparición de Chile y su tejido social con una propuesta de nueva constitución claramente grotesca y anti chilena, mayoritariamente de inspiración indígena boliviana (muchos artículos obscenamente copiados de esta), ajena a la historia de Chile y a su riqueza cultural y a los valores propios de quienes se enorgullecen de llamarse chilenas y chilenos.
La República de Chile y las familias chilenas no se merecen una nueva constitución que descuartice al país, divida a la ciudadanía y territorios y remueve cualquier forma y posibilidad de estabilidad, superación, mejora de calidad de vida y sano crecimiento.
Carlos Bonora, MSc Environmental Technology