Señor Director:

Cada vez más frecuentemente los ciudadanos nos preguntamos las razones por las cuales el Presidente Boric se empeña en gobernar para su electorado duro, aquel que le dio el 25% de votos en la primera vuelta y que siempre ha estado apoyándolo según todas las encuestas. Si el buen criterio aconseja, por el contrario, ocuparse del 75% restante, la razón sólo puede ser una: miedo.

No es este un Gobierno de extrema izquierda, como siempre quiso ser, porque Chile no pretendió nunca eso y siempre fue un espejismo querer construir una Unidad Popular «versión 2» cincuenta años después de que cayera la primera. Tampoco es ni será nunca un gobierno concertacionista, aunque se pueble de políticos socialistas, pepedeístas o democratacristianos -que ya no se sabe lo que son- o incluso radicales (si logra encontrar alguno por supuesto). Sólo podemos afirmar que es un Gobierno de izquierdas, mezclado, parchado y revuelto.

En este contexto, el Presidente Gabriel Boric sabe que en el momento que su apoyo duro le dé la espalda por sentirse traicionado, saldrán a las calles con tanta o mayor violencia que la que se manifestó durante la insurrección de octubre del 2019 y ante esta realidad, el Gobierno no será capaz de controlar, de contrarrestar ni de superar.

Felipe Bahamondes

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