La ratificación de la abogada Angela Vivanco como integrante de la Corte Suprema generó polémica en el Senado. Luego de alcanzado un acuerdo mayoritario, los senadores del PS se retractaron de votar por ella. Apoyarla, señalaron, sería incongruente con los nuevos principios de “partido feminista” de la tienda.

Ángela Vivanco ha sido calificada por el PS como “ultraconservadora” y “contraria a los derechos reproductivos de las mujeres”.

Los “pecados” de Vivanco son ser contraria al aborto, haber alegado contra la despenalización en tres causales y, en su minuto, haber considerado la “píldora del día después” como un método abortivo. Ha sido, en consecuencia, calificada como “ultraconservadora” y “contraria a los derechos reproductivos de las mujeres”. Para colmo, en su ejercicio profesional, defendió la postura de las isapres en la polémica por las alzas de planes.

Tres aspectos del episodio resultan muy lamentables. El primero, se prescinde en las argumentaciones de la calidad de los postulantes propuestos. En una administración como la de Piñera, caracterizada por no pocos gafes en designaciones, no basta el reconocimiento general. En esta oportunidad el gobierno propuso a una abogada experimentada, con trayectoria profesional y académica, doctora en derecho, con multiples publicaciones, aumentado además la cuota de género en la Suprema. El punto no merecía ser obviado.

En segundo lugar, resulta lamentable que los senadores se hayan quedado sólo en un aspecto de la trayectoria de Vivanco y no hayan sido capaces de avanzar hacia la integralidad de sus postulados. Quizás si leyeran algunos de sus estudios y columnas verificarían algo tan sabido como convenientemente olvidado: así como los progresistas nos encontramos con los liberales en materias de moral sexual o societal, tenemos no pocos puntos de encuentros con los coservadores respecto del rol del Estado y la economía.

Vivanco es partidaria de entregar más recursos públicos a TVN, potenciando su rol de canal público por sobre su carácter comercial y con mayor control estatal. Supongo que los senadores que la vetaron no se atreverían a calificar ese pensamiento como “ultraconservador”.

Es bastante probable que los senadores PS, súbitamente escandalizados por las posturas de la ahora Jueza sobre aborto, pudieran leer con interés sus postulados en materias de libertad de expresión, pluralismo, medios de comunicación y migración, sólo por nombrar algunos temas. Vivanco, por ejemplo, es partidaria de entregar más recursos públicos a TVN, potenciando su rol de canal público por sobre su carácter comercial y con mayor control estatal. Supongo que los senadores que vetaron a Vivanco no se atreverían a calificar ese pensamiento como “ultraconservador”. Lamentablemente se quedaron en la caricatura sin recurrir al texto.

Dejo en el punto tres lo que me parece más grave. Vetar para la Corte Suprema a un candidato por sus conviciones morales es lo que hizo la UDI durante años con el juez Carlos Cerda. Se negaba el ascenso del juez no por sus capacidades jurídicas, su trayectoria o sus postulados. Lo único que importaba era su postura en materias de derechos humanos. Lo sucedido la semana pasada es insólito: el Frente Amplio se transformó en la nueva UDI y logró el apoyo del PS. Al igual que la derecha de antaño, se sintieron en condiciones de limitar el acceso a un cargo de una persona por el hecho de ejercer su libertad de conciencia.

Cuánta mejor justicia tendríamos si nuestra Corte Suprema tuviese entre sus jueces más mujeres, más personas que proviniesen de regiones, que fuesen miembros de etnias, etc. Qué bueno sería que estuviesen allí, para la resolución judicial los mejores juristas, liberales, conservadores, agnósticos, hetero y homosexuales, etc.

Chile necesita, crecientemente y con urgencia, organismos que den mejor cuenta del pluralismo que ha alcanzado nuestra sociedad. Organismos más plurales y menos vetos. Pasar de la “binominalización” de los directorios y los organismos republicanos a la representación más social, cultural y étnica, no sólo política, más amplia. Cuánta mejor justicia tendríamos si nuestra Corte Suprema tuviese entre sus jueces más mujeres, más personas que proviniesen de regiones, que fuesen miembros de etnias, etc. Qué bueno sería que estuviesen allí, para la resolución judicial los mejores juristas, liberales, conservadores, agnósticos, hetero y homosexuales, etc.

A Dios gracias, creo yo, el veto a Vivanco no prosperó y no se sumaron más senadores de oposición. Ojalá, a partir de este episodio, a nadie el día de mañana se le ocurra vetar a un juez, por ejemplo, por ser partidario del aborto libre, del matrimonio homosexual o la autonomía de los pueblos originarios. Que los jueces puedan impartir justicia y debatir nuestras leyes, más allá de sus convicciones personales.

La evolución de nuestra sociedad y nuestro país merece organismos colegiados que al mismo tiempo sean más diversos y capaces de sumar a los mejores. Ojalá Gobierno y Parlamento sigan estando a la altura y no sea este sólo un episodio en que triunfó la amplitud por sobre el veto.

Luis Conejeros, periodista