Cuando la derrota queda sin procesar

Las derrotas se analizan en conjunto y lo más próximo posible a los acontecimientos. Se puede decir a estas alturas que las evaluaciones en el oficialismo se hicieron, pero por partido, más que como un solo conglomerado que quedó a medio conformar.

Se perdió la oportunidad de procesar los resultados del 7 de mayo como gobierno y se realizaron las reuniones de rigor, pero sin sacar las conclusiones que permitieran ajustes políticos y administrativos.

Las conclusiones fueron evaluadas por partido y no han sido coincidentes. El PC reunió a su Comité Central y efectuó el análisis más completo. Descartó la continuación del proceso constituyente como una oportunidad para cambios profundos, anunció que retomaría la movilización social como forma de presión “por la vía de los hechos”, e informó que enfocaría su trabajo parlamentario como espacio privilegiado del debate político.

El PC saca como lección del ultimo evento electoral que la tesis de moderar el programa y buscar el apoyo del votante de centro se había revelado como un fracaso. Atribuyó al pacto Todo por Chile las responsabilidad de impedir que se contara con capacidad de veto en el Consejo Constitucional y detuvo allí el análisis.

Natalia Piergentili se refería a sus socios de la otra lista con lo de los “monos peludos”, al atribuirle la costumbre de hablarle al votante convencido y tender a reducirse a su propuestas identitarias más características. Allí también se detuvo el análisis. De hecho, sus declaraciones actuaron como un polarizante y un distractor del problema principal. Todos se acomodaron rápidamente a comentar el exceso cometido y se “olvidaron” del diagnóstico común.

Lo que evitó decirse es que, como fuera que la centroizquierda se presentara en la elección del 7 de mayo, había quedado en evidencia de que se trataba de una minoría en su segunda derrota en menos de un año. Los millones de nuevos votantes del voto voluntario optaron por expresarse a través de la oposición y un partido los representó en su mayor parte. Pensar que se puede ir de derrota en derrota hasta un éxito final se muestra como imposible. Claro que decirlo es distinto que pensarlo.

Cambio huemul por avestruz

Como resultado el conjunto de la centroizquierda ha quedado sin un diagnóstico compartido, luego de una derrota estratégica. Esto no puede salir gratis ni puede ser bueno para la salud, de otro modo la población de avestruces sería mucho más abundante, si es cierto que ante el peligro esconden la cabeza.

Cuando un sector político no sabe enfrentar una derrota, evita evaluar los propios errores y mucho menos se concentra en recuperar terreno ante el adversario.

El Gobierno quedó escindido en esta elección. Puede recomponer relaciones, pero de allí a plantearse la integración en un solo referente pasó a ser una evidente quimera.

Aun en medio de las polémicas, hay un aspecto en el cual se encuentra un completo acuerdo: que las próximas elecciones municipales y regionales deben ser enfrentadas en unidad. Es decir, lo que significó la elección recién pasada ha sido más asumido que reconocido, por la sencilla razón de que ser sinceros por completo lleva a reconocerse como una minoría que no cambiará de condición, pero que, sin embargo, tiene la responsabilidad de gobernar y de conducir al país.

Como la primera elección va unida a las siguientes, esto implica que el acuerdo en realidad desemboca en una definición presidencial también conjunta, lo cual hace que la centroizquierda tenga una presentación electoral que puede discutir predominios, pero que no permite aislamientos.

En la práctica, por el lado del oficialismo es como si se hubiera dado la instrucción de que cada cual volviera a sus labores habituales, tal como si ello se pudiera hacer sin considerar que se ha evidenciado un cambio político mayor.

El Gobierno anuncia un cambio de énfasis hacia la gestión, que es el espacio que queda donde su programa puede ser desarrollado sin interferencia de terceros, especialmente en los temas ligados a lo valórico. Al menos se espera que así acontezca de un modo un tanto voluntarista.

Si no se comparte el mismo diagnóstico, tampoco se comparte la misma estrategia a seguir y por eso se puede identificar tras cada tropiezo de gobierno, una diferencia política que lleva a un curso de acción no compartido.

No juntar agua en un colador

Cuando la falla es política, los méritos de la gestión no alcanzan para que un Gobierno se recupere en la evaluación ciudadana. Si se pudiera gestionar bien sin definiciones políticas la tecnocracia sería la solución para todos nuestros problemas.

Al gobierno de Boric le gusta tropezar con piedras chicas, justo cuando se pueden apreciar los primeros éxitos y hay que dejar espacio para los anuncios principales.

La peor noticia que podría tener el oficialismo es darse cuenta de que los logros conseguidos, por ejemplo, en áreas tan difíciles como en seguridad, ya no alcanzan a modificar en nada la percepción ciudadana de que se trata de un déficit permanente de gobierno. Lo sabremos ahora con la respuesta a la Cuenta Pública.

Para que eso no suceda el Ejecutivo debe mostrarse solvente, sin esa constante propensión a trastabillar por cualquier obstáculo que encuentra en el camino. No es que la oposición esté atacando, sino que el oficialismo está tropezando de continuo.

Las polémicas menudas llegan a ser muy desgastantes e incluyen en estos últimos días al balón de gas barato más caro del mundo; la salida de un subsecretario con motivos que cambian en el tiempo y el aporte del ministro de Educación a concentrarse en temas secundarios sin alterar para nada la deserción escolar.

Es el Gobierno el que con minucias distrae a la opinión publica de sus principales logros, justo cuando necesita con urgencia recuperar apoyo. Al no destacar limpiamente sus éxitos, no se alcanza a modificar la percepción ciudadana sobre la solvencia de su actuación.

Sin enmiendas, se puede llegar a un punto en el que intentar el aumento del respaldo del Gobierno sea lo mismo que intentar juntar agua en un colador. Este efecto se puede dar por garantizado si las coaliciones de la administración Boric insisten en enfrentarse destacando todo lo que pueden sus diferencias.

Deja un comentario