Los problemas que tenemos las mujeres respecto de nuestra situación laboral son múltiples y complejos, y el cómo llegamos a jubilarnos constituye el problema al final del túnel donde llegamos muy mal paradas. Es una situación que no se ha abordado seriamente, no hemos llegado a una solución y es injusta.
Por eso el libro Pensiones: propuestas para el futuro coordinado por Libertad y Desarrollo que busca un debate paralelo y complementario al gobierno, da en el clavo al centrarse en la igualdad de la edad de pensión para hombres y mujeres e indexar a esa edad la esperanza de vida, los nuevos parámetros demográficos y las características del mercado laboral.
El libro advierte que la esperanza de vida hoy en Chile es de 79,8 años (25% más que hace seis décadas) y la fuerte caída en la tasa de fecundidad que en 1950-1955 era de cinco hijos, entre 2010-2015 llega al 1,8. En 1980-1985, cuando se crea el sistema de AFP, la expectativa de vida promedio de los chilenos era de 70,8 años. Claramente se hace necesario modificar ciertos parámetros del sistema de pensiones de acuerdo a los cambios demográficos.
La distribución de la situación laboral de las mujeres en edad legal de recibir una pensión en el trimestre febrero-abril 2015, muestra que hay un 74,2% de mujeres sobre 60 años que son inactivas y no disponibles, 16,5% ocupadas a jornada completa o parcial voluntaria, 5,5% inactivas disponibles, 3,2% subempleadas y 0,6% desocupadas.
Así llegamos las mujeres a los 60 años, la expectativas de vida y la situación laboral se conjugan en un mal resultado, haciendo evidente la necesidad replantearse parámetros como la edad de jubilación.
El informe final de la Comisión Bravo también menciona que las razones que inciden en que las pensiones no alcancen un mayor nivel son: la baja densidad de cotización, barreras en el mercado laboral que impiden la participación continua en empleos formales de ciertos segmentos de la población y el acelerado envejecimiento de ésta que está afectando en mayor medida las pensiones de la mujeres.
Los expertos están de acuerdo en que hay que igualar la edad de jubilación de las mujeres a la de los hombres, lo cual debería ser tan solo el punto de partida; ya que mientras no podamos tener una participación más continua en el mercado laboral, difícilmente mejorará nuestro historial de cotizaciones. Hay que conjugar soluciones múltiples para estos problemas complejos, de modo tal que lleguemos en mejor pie al final del camino.
Hoy, este parece ser un imperativo a causa de las necesidades presentes y futuras del país; considerando que constituimos más del 50% de la población. Claramente tan solo igualar la edad de jubilación a la de los hombres no es suficiente.
Mónica Reyes R., Fundadora de Makers Liderazgo Femenino.
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