Angel Soto: El triunfo del dinero
Una Navidad con sentido no se contrapone con entregar un regalo a quienes nos importan. La diferencia está en si para conseguirlo hacemos un esfuerzo tan desproporcionado que daña nuestras finanzas personales.
Hace 10 años, el historiador Niall Ferguson publicó su libro “El triunfo del dinero. Cómo las finanzas mueven el mundo”. Calificado no solo como deslumbrante, sino que muy oportuno, demuestra que “el dinero importa ahora más que nunca”.
Aquel dicho que la felicidad no se compra, por cierto que es verdad. Pero convengamos que con dinero ayuda. Bastaría preguntarle no solo a los sectores más desfavorecidos y escuchar su opinión. ¿Acaso el retiro del 10% de las AFP no tiene que ver con esto?
Siempre me ha sorprendido que quienes más pontifican en contra del dinero y su importancia, muchas veces ya tienen parte importante de sus necesidades materiales resueltas, pues nunca se satisfacen completamente. Algunos lo asocian al materialismo, a la obsesión por ganar más plata o al consumismo desatado. Sin embargo, esta Navidad, a pesar de la pandemia, las imágenes de televisión nos muestran a las personas comprando regalos. La crítica de los medios huele a doble estándar. Una Navidad con sentido no se contrapone con entregar un regalo a quienes nos importan, al contrario, equivale a un gesto de cariño, de alegría. La diferencia está en si para conseguirlo hacemos un esfuerzo tan desproporcionado que daña nuestras finanzas personales.
Dice Ferguson que la mejor forma de entender las finanzas es conociendo la historia de los distintos instrumentos que la componen. El tema es entender qué es exactamente el dinero. No se trata de una montaña de monedas como la piscina en la que se bañaba Tío Rico, sino que un activo aceptado como medio de pago, una unidad de cuentas y un patrón de precios. Básicamente el dinero es un medio de intercambio que elimina las ineficiencias del trueque, facilita la evaluación, el cálculo y que se realicen transacciones económicas a lo largo del tiempo, a pesar de la distancia geográfica, el idioma o la cultura.
A muchos les molesta la desigualdad en su posesión, pero más que renegar de él, lo que buscan es su redistribución, es decir también lo quieren. A quienes lo poseen en forma abundante, los caricaturizan –dice Ferguson- como “capitalistas ricachones” y “banqueros millonarios”. Pero a lo largo de la historia, siempre ha existido una hostilidad “hacia las finanzas y los financieros”, mal entendida o prejuiciada como una mera especulación que no aporta productividad, mientras que las “verdaderas actividades económicas son la agricultura y la industria”. Un gran error que persiste hoy. A pesar de los “arraigados prejuicios contra el ‘vil metal’, el dinero es la raíz de la mayor parte del progreso”, concluye este historiador.
Concuerdo con él en que en estos tiempos que muchos hablan -quizás con más deseo que evidencia- de “la muerte del capitalismo” o de la “muerte del libre mercado”, endosando mayores responsabilidades al Estado, no comprenden que a lo largo de la historia “los Estados y los mercados financieros han existido siempre en una relación simbiótica”. En consecuencia, más que renegar del dinero y las finanzas, hay que entender que estos permiten comprender –no exclusivamente, pero de manera relevante- cómo valoramos el entorno y también a nosotros mismos.
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Periodista y escritor -
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Sociólogo, cientista político, académico UDP
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