El miércoles 6 se dio a conocer el resultado de la Corporación Latinobarómetro correspondiente a la encuesta de 2020, publicado con el título Informe 2021 (se puede revisar la información en www.latinobarometro.org). Se trata de una de las principales herramientas para conocer la posición de los ciudadanos de los países de América Latina sobre la democracia y otros temas políticos relevantes. En esta ocasión la encuesta se aplicó en 18 países, con posterioridad a la primera ola del Covid.
El estudio tiene el mérito de haberse aplicado desde 1995 en adelante de manera sistemática. El periodo coexiste con una de las etapas más largas de estabilidad democrática en la región, si bien no ha estado exenta de problemas ni de regresiones autoritarias (Nicaragua) o pervivencia de algunas dictaduras (Venezuela y Cuba). Cada año podemos apreciar dos o tres elecciones presidenciales en los distintos países de la región, lo cual muchas veces muestra la evolución de los liderazgos y los partidos, permite la alternancia en el poder y muestra la consolidación o los problemas de los diversos gobiernos.
¿Qué nos muestra esta última encuesta? Marta Lagos, directora de Latinobarómetro, mencionó una de las conclusiones fundamentales en el marco del difícil contexto que ha enfrentado América Latina en los últimos años, tanto en el plano de la salud como en el ámbito económico: “La democracia en América Latina se mantiene sorprendentemente en el mismo nivel que en 2018, que fue el peor año para las democracias de la región según nuestra encuesta. Por otro lado, la pandemia no tuvo efectos negativos sobre esta materia, lo cual es bastante llamativo considerando los efectos que tuvo en Latinoamérica la situación sanitaria”.
El apoyo a la democracia se muestra especialmente destacado en algunos países: Uruguay (74%), Costa Rica (67%), Chile (60%) –coincide que han sido las tres democracias latinoamericanas más consolidadas desde hace mucho tiempo, no sin problemas–, Argentina (55%), Bolivia (54%) y República Dominicana (50%). A ellos se debe sumar el caso de Venezuela (69%), país que es excluido en muchas de las conclusiones “porque se ha transformado en una dictadura”. En otros casos los niveles de apoyo son mucho menores: Brasil (40%), Guatemala (37%), Panamá (35%), Ecuador (33%) y Honduras (30%). En tres países el respaldo a un gobierno autoritario aparece con más claridad: Paraguay, México y Ecuador.
Una mirada global del asunto, desde 1995 hasta el presente, muestra resultados interesantes en el tema principal del apoyo a la democracia, sobre la base de la siguiente pregunta: ¿Con cuál de las siguientes frases está Ud. más de acuerdo? “La democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno”; “En algunas circunstancias, un gobierno autoritario puede ser preferible a uno democrático”; “A la gente como uno, nos da lo mismo un régimen democrático que uno no democrático”. La evolución merece una reflexión.
En el primer tema, la preferencia hacia la democracia tuvo resultados positivos en la década de 1990, una baja desde el 60% el año 2000 hasta el 52% el 2001, para recuperarse nuevamente al año siguiente, llegando al 59%. Las cifras se mantuvieron más o menos estables hasta el 2017 (56%), en tanto para el 2018 había descendido al 48% y el 2020 al 49%. Por el contrario, la respuesta “nos da lo mismo” ha experimentado un crecimiento, desde el 16% en 1995 hasta el 27% en la actualidad (ya el 2016 superó el 24%, y desde entonces no ha bajado de los 20 puntos). En cualquier caso, no hay cambios relevantes en los últimos dos años, que puedan ser adjudicados a la pandemia del coronavirus y sus consecuencias, sino que la evolución muestra tendencias de más largo plazo en la región.
En cuanto al apoyo a la democracia por país, hay dos que destacan notoriamente al alza: El Salvador (+18%) y Uruguay (+13%); por otro lado, hay dos en los cuales la disminución del apoyo a la democracia ha sido especialmente notoria: Ecuador (-17%) y Colombia (-11%). Estos casos se dan dentro de un promedio regional que en general se mantiene estable.
En el caso de Chile, hay distintos aspectos que se pueden destacar. El mayor apoyo a la democracia se produjo el 2015, alcanzando el 65% de los encuestados. El 2020 los resultados muestran la siguiente situación: el apoyo a la democracia llegó al 60%; la indiferencia hacia el régimen de gobierno –democrático o no democrático– alcanzó el 21%; el apoyo a un gobierno autoritario, por su parte, tuvo apenas un 12% de respaldo.
Todo esto no obsta que, en la misma encuesta, haya algunos complementos interesantes que deben ser considerados. Por ejemplo, que Chile es “una democracia con grandes problemas” (54%); por otra parte es el país con menor apoyo a la frase “No me importaría que un gobierno no democrático llegara al poder si resuelve los problemas” (30%). Sin embargo, el Presidente y el Congreso Nacional –los poderes políticos más importantes del país– obtienen evaluaciones muy negativas en la encuesta.
En la misma línea, hay un rechazo general a la idea de que el “Presidente controle los medios de comunicación” en caso de dificultades, que solo apoya el 18% de las personas. Como contrapartida, en la satisfacción por la democracia, solo el 18% declara estar “muy satisfecho” o “más bien satisfecho”; complementario con eso, la frase “Se gobierna para el bien de todo el pueblo” solo alcanza un mediocre 8%, la segunda cifra más baja dentro de los países encuestados, y “Cuán justa es la distribución de la riqueza” tiene un 5% de aprobación, el último lugar junto a Argentina. La garantía de igualdad entre hombres y mujeres también recibe un resultado negativo (29%).
En otro plano, relacionado con los derechos ciudadanos, Chile también tiene posiciones destacadas precisamente por sus números negativos. En la pregunta sobre cuán justo es el acceso a la Educación, la Justicia y la Salud, los resultados que muestran que es “injusta” o “muy injusta” ponen a Chile en el primer lugar, con 90%, 91% y 93%, respectivamente. El tema es relevante, porque no se refiere a datos objetivos, sino a la “percepción de injusticia”, elemento subjetivo que ha sido clave en la política del país en los últimos años, así como en la crisis institucional que estalló el 18 de octubre de 2019. Esto se complementa con la percepción general que existe sobre las garantías económicas y sociales de la población, que ubican al país entre los tres últimos en diferentes temas.
El Informe Latinobarómetro 2021 es un estudio muy completo, interesante y serio, que merece la pena ser leído con atención, así como requiere muchas lecturas, análisis sobre aspectos puntuales, países y temas de interés. Por cierto, puede y debe ser complementado con otros trabajos que contribuyan a comprender el estado de la democracia en América Latina, así como ayuden a proyectar diferentes escenarios para el futuro próximo. Por lo mismo, es una buena noticia su aparición, aunque los resultados muchas veces nos traigan también informaciones malas o regulares, pero que debemos conocer y procesar.