Cuando el gobierno del presidente Boric recién asumía su mandato, sugerí a la oposición -a través de estas mismas páginas- la conformación de un gabinete en las sombras. Al único que le gustó la idea fue al presidente de RN, mientras el resto de la coalición la desestimó. A casi cinco meses de asumido el gobierno, parece que la oposición le hizo un favor a Boric. Hoy tenemos un gabinete expuesto a las inclemencias del sol -y a sus quemaduras- y las sombras no habrían alcanzado para cubrir a dos gabinetes.

Somos muchos los que nunca habíamos visto a un gobierno exponerse tanto frente a la opinión pública. Aunque eso puede ser bueno en política, en el caso de los ministros de Boric lo han hecho por las razones equivocadas. Nada de malo tendría una sobreabundancia de buenas noticias para el país y sus ciudadanos, pero el nivel de inexperiencia de muchos de los miembros del actual gabinete ya raya en la irresponsabilidad política. Sin temor a equivocarnos, tenemos una sobreabundancia de yerros y chascarros

Partamos por el ministro Grau, quien ya venía precedido de una aureola de ineficacia en su famosa fiesta de la FECH. Como presidente de la federación de estudiantes nunca pudo explicar, o mejor dicho convencer, el caos financiero que dejó su organización. Ahora que ya está en el gobierno nos deleita frecuentemente con frases para el bronce. Tipo de cambio, inflación y pymes han sido el campo de sus expresiones favoritas. El problema es que no son divertidas. Por el contrario, solo reflejan ignorancia y generan indignación.

El ministro Jackson, integrante de los Jackson Five según mi amigo Joe Black, también ha sido víctima de sus propias expresiones. En su caso no reflejan ignorancia, sino que más bien un ánimo provocador y belicoso. No tiene caso; su subconsciente lo traiciona. Exhibe escasos avances legislativos. Tampoco goza de buen tacto político, al abrir flancos innecesarios con sus socios políticos. En suma, uno se pregunta cuál es su aporte a este gobierno. La respuesta parece obvia. Junto a la ministra Vallejo, es el encargado de la campaña del Apruebo. Y ahí tiene a la Contraloría sentada en su oficina. 

No podía faltar la ministra Siches en este recuento. Su rol como jefa de gabinete y encargada de la seguridad pública es irrelevante. Simplemente no existe. Esta ausencia no sólo se refleja en la ausencia de muñeca política, sino que, más grave aún, en un liderazgo disperso. Trata de estar en todo, pero está en nada. La escalada de violencia en el país la sobrepasó, y ante cada atentado, apenas es capaz de articular algunas frases generales y carentes de contenido. El “nos vamos a querellar en contra de quienes resulten responsables” ya le quedó chico. Se expone permanente y temerariamente al ridículo. 

Concluyo con la ministra Urrejola, de Relaciones Exteriores, cuya cartera está dando más jugo que nunca. A sus declaraciones iniciales de que encontraba legítima la aspiración boliviana al mar, se suman una serie de descriterios políticos cometidos en el último tiempo. Desaciertos en los nombramientos diplomáticos, el affair Grossman, irrelevancia política en el contexto interno y externo, entre otras. La guinda de la torta fue su traspié con Argentina a raíz del reclamo trasandino por el sobrevuelo de aviones supuestamentos chilenos en la Zona Austral. No sólo dejó en la estacada a la ministra de Defensa, quien había rechazado el reclamo argentino, sino que luego tuvieron que bajar un mensaje de la plataforma de Twitter que comprometía a nuestro país. 

Para un gobierno cuya gestión política se basa en puras declaraciones, era simple cosa de tiempo que éstas empezaran a pasarle la cuenta. El gabinete, ministros más y ministros menos, están expuestos al sol. Y se están achicharrando en sus propias declaraciones. Mi sugerencia sería que se pusieran un tiempo a las sombras y se dedicaran a gobernar. 

En buena, y sin ironía alguna, sería recomendable que las próximas semanas el ministro de Economía no hablara de temas económicos, el de la Presidencia de nada legislativo, la de Interior de ninguna materia que tenga que ver con política ni seguridad pública y la de Relaciones Exteriores evitara hablar de asuntos internacionales o política exterior. A veces, es mejor callar.

*Francisco Orrego es abogado.

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