A un año y un día desde que asumió el actual gobierno, destacan su soberbia y su incompetencia en diversas áreas del quehacer gubernamental y político, lo que ha derivado en un fracaso tras otro en temas de la mayor importancia.

Partieron declarándose superiores valóricamente a quienes les precedieron, y en lugar de gobernar, se dedicaron a liderar la campaña por el apruebo, pues constituía la llave maestra para imponer su proyecto refundacional. Y fracasaron.

Pero su soberbia es más fuerte y no reconocieron la derrota. El Presidente dijo después del 4-S “no puedes ir más rápido que tu pueblo”, agregando “pretender ser un adelantado a tu tiempo es una forma elegante de estar equivocado”. Y por supuesto, para Boric, las recientes declaraciones de Irina Karamanos en España en cuanto a que el triunfo del rechazo “se debió a una campaña del terror donde se te dice que lo poco que tienes se te va a quitar” es la verdad.

Lo que no son capaces de reconocer es que el 4-S constituye el gran fracaso de su Gobierno porque se quedaron sin proyecto, al ser rechazado su programa por ese 62% que dijo ¡no! ¿O se olvidaron el Presidente, Irina y el oficialismo que se repartieron cerca de 900.000 ejemplares de ese texto constitucional para impulsar su aprobación?

Y el miércoles pasado, un nuevo, inesperado y rotundo fracaso político, al rechazar el Congreso una de las reformas emblemáticas del gobierno; la muy mala reforma tributaria del Ministro Marcel. Una reforma radical, fuera de la realidad que requiere el país, atentatoria contra el crecimiento económico, la minería, las pymes, el ahorro y la inversión, con lo cual se habría perjudicado la competitividad del país, la creación de empleo y mejores salarios y la clase media y más necesitada se habría visto muy perjudicada.

Pero nuevamente la soberbia les impide aceptar que la responsabilidad del fracaso es propia. En lugar de reconocer el Gobierno su incompetencia política y hacer un mea culpa, se dedicaron a atacar a la derecha con un discurso polarizante, odioso, confrontacional, destinado a generar en la población la idea que los que rechazaron el proyecto lo hicieron en contra del pueblo, llegando la Ministra Vallejo a decir que fue “para seguir evadiendo impuestos”.

Pero no les bastó eso, pues cómo no existe el pudor, decidieron inventar que el culpable del resultado negativo era Sebastián Piñera.

La otra grave incompetencia gubernamental estuvo en Relaciones Exteriores, donde el Presidente y la Cancillería no dejaron de cometer gravísimos errores diplomáticos que generaron problemas con España, Israel, Perú, Inglaterra y Argentina, por nombrar los más complejos, y hay temas de soberanía austral y antárticos pretendidos por los trasandinos, que no han sido siquiera abordados para defender nuestros intereses.

Es de esperar que con el nuevo Ministro Van Klaveren, esto cambie.

Y no olvidemos el tema de los indultos, que le significaron un llamado de atención al Presidente por parte de la Corte Suprema y que perfectamente constituía motivo para una acusación constitucional en su contra. Para qué seguir.

Hoy domingo 12 comienza el segundo tiempo de Gabriel Boric en el poder. El balance que hizo de su primer año durante el cambio de gabinete demostró lo pobre de su gestión. Cómo iba a ser distinto, si durante los seis primeros meses no gobernó. Su discurso mirando al futuro, estuvo lleno de lugares comunes, populista a ratos, hablándole personalmente a sus ministros, dándoles tareas, pero sin mostrar evidencia alguna de que hay un hilo conductor de tonelaje, bien pensado, con buenas ideas, innovadoras, que permita entender hacia dónde vamos, cuál es el camino al desarrollo que le propone al país y cómo se pretende lograr. Nada de eso.

¿Qué podemos esperar entonces de este gobierno? Creo que lamentablemente seguiremos inmersos en la misma mediocridad, con importantes grados de incompetencia en diversas áreas y con un equipo ministerial que en lo central, no tuvo cambio alguno.

A un año y un día pareciera ser el veredicto de una condena, y quizás sí lo sea, pues Chile tendrá que resistir tres años más de un Gobierno soberbio, que se quedó sin proyecto, que ha tenido que improvisar y sin capacidad de autocrítica alguna, que le permita rectificar el rumbo. 

Jaime Jankelevich

Bioquímico y consultor

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