José Ozaki es un cocinero autodidacta que lleva en la sangre esta mixtura entre las técnicas orientales (japonesas) y la exuberancia de los insumos de Sudamérica y, en este caso, de los productos del mar nacional. Un remodelado espacio con una decoración moderna es el escenario para la puesta en marcha de una cocina que ya se le reconoce al cocinero, pero que también muestra oficio y aciertos en forma (estética) y fondo (sabor). No puede ser menos en la zona hot de la gastronomía de Providencia que en apenas un par de cuadras a la redonda agrupa a comedores como 99Ambrosía BistroRívoli, el más cercano y siempre bullente Baco y su también vecino: Le Bistrot.

Sus preparaciones juegan con vistosos montajes sin caer en exageraciones. De sus entrantes destacan las Ebi Gyoza ($8.100), de factura artesanal, rellenas de camarón y salsa de coral o un tártaro trufado de filete. Ese aceite (el de trufa), es la nueva moda y en lugares como Naoki casi abusan de este perfil. De los crudos que figuran en el capítulo que ellos denominan “Raw Bar”, los tiraditos son estéticos hasta decir basta. Bellos cortes como el que exhibe el Tiradito N°1, con Atún Tataki en Ponzu (soya, limón y aceite de sésamo) con crema de rocoto y chalaquita de quínoa crispy ($9.800) y con ingredientes que entregan diversa información a las papilas y atacan varias zonas del paladar.

Si quieren probar de todo un poco, les recomendamos Glaciar ($17.800 las 24 piezas), aunque el artificio del hielo le entrega visos de frescura, el hielo en el contacto con el arroz genera una dureza no necesariamente agradable. Para pescados, y cortes de sashimi, impecable, pero la base de los nigiris es la que más sufre. Si quieren probar un maki, pidan el Spicy Tuna ($8.300), con buena proporción entre relleno y arroz, toques picantes, atún y una costra sabrosa de quínoa crocante.

No descarten su capítulo consagrado al fuego, donde hay pescados, pulpo confitado, chicharrón de camarones y un chicharrón de pollo al estilo chino. Hay manejo con el cuchillo de itamae y también muñeca con el wok, pero también hay pericias con la coctelería. Al caer el sol, aparece un alma noctámbula porque cierran tarde la cocina y las noches conspiran para que el espacio adquiera un ambiente de club, con buena coctelería que emana de una bien apertrechada barra.

En general, la oferta es amplia, variada, ejecutada con pulcritud. Los ensambles de sabor son una propuesta que va más allá del promedio y la puesta en escena invita a la magia que debe proponer todo restaurante. Cobijarse en un lugar único y sorprenderse con sabores que costaría replicar en casa. Lo interesante es que tiene opciones e ingredientes para dummies del rótulo (tártaro con trufa y wantán) y para geeks (ensalada de wakame y entrantes con edamame). Así todos ganan, todos salen contentos y dan ganas de volver.

Piso Uno. Santa Magdalena 116, Providencia (ver mapa). Tel. 22 840 1800. Abierto de lunes a miércoles de 12:30 a 01:00 horas. Jueves a sábado de 12:30 a 03:00 horas.