Señor Director:

Ante la próxima votación en la sala del Senado de la reforma constitucional que pretende limitar la reelección de distintas autoridades, creemos necesario profundizar en los anuncios de ciertos Senadores que públicamente se han manifestado en contra de la retroactividad de la reforma por lo que la rechazarían o aquellos que anunciaron su inhabilitación de la votación.

Es necesario recordar que la retroactividad afectará a Senadores, Diputados, Consejeros Regionales, Alcaldes y Concejales en ejercicio. Sin embargo, únicamente hemos visto a ciertos Senadores oponerse públicamente a la retroactividad y en medios de alta resonancia nacional. Es menester recordar que, de todas las autoridades afectadas, los senadores son quienes detentan por mayor tiempo su cargo (8 años), reciben la mayor dieta (cerca de 10 millones brutos) y tienen derecho a más asignaciones que los diputados, lo que los pone en una situación de privilegio mayor.

Luego, la reforma constitucional que pretende modificar esto necesita el voto de al menos 26 senadores para aprobarse, lo que sin duda es un quorum alto, que la oposición por si sola posee, y que, de no alcanzarse, obligaría a una comisión mixta que demoraría aún más el proyecto, en tiempos en que la tramitación legislativa debe ser expedita, considerando la pandemia del COVID-19 y las urgencias sociales derivadas de las protestas de octubre pasado.

Tanto los privilegios como la discusión pública dilatoria están en el corazón de la lejanía de la política con la ciudadanía, y aquellos Senadores que no lo logran ver, son parte grave del problema. La ciudadanía y la academia nos recuerdan cada día de la necesidad de avanzar en confianza y nuevas relaciones en nuestra comunidad política y social, ya comenzamos por la disminución de la remuneración, no demos un paso en falso con el límite retroactivo.