La animadversión hacia quienes profesamos la religión judía ha ido en aumento significativo estas últimas semanas. El sentimiento que puede experimentar una persona cuando es atacado por su creencia religiosa sólo puede ser comprendido por quienes se han sentido de manera similar. La discriminación y el rechazo por profesar una religión determinada es inaceptable y lo único que se logra es comprender por qué para los judíos el Estado de Israel es tan necesario. Si las decisiones tomadas por el gobierno que lo rige son juzgadas como lo hace Chile, mi país, los invito a reflexionar y preguntarse por qué no han alzado la voz ante la guerra en Ucrania, la crisis humanitaria en Siria, la violación a los derechos de la mujer y los colectivos LGTB de países musulmanes y tantos otros. Esto sólo me lleva a encontrar una respuesta: no es Netanyahu, no es Palestina, somos los judíos.
Con miedo por ser chilena, de padres y abuelos judíos, que escaparon de los horrores de los horrores de la guerra, escribo esta carta. La masacre ocurrida en Israel el 7 de octubre sólo se asemeja a los horrores del Holocausto. Las guerras son el peor rostro de la humanidad y esta no es la excepción, pero si vamos a alzar las voces, que sea por los niños, por las mujeres y los indefensos de todos los países que sufren y están sufriendo el destino de las guerras. El dolor no es selectivo, es igual para todos. Yo también digo que liberen a los palestinos, pero de Hamas, y también digo liberen a los más de 200 rehenes, bebés y ancianos que se encuentran en manos de los terroristas. Y que la guerra y el dolor que viven muchos otros países no les sea indiferente.
Jacqueline Deutsch Galatzan – Chilena y orgullosamente judía
Excelente Jackie, como siempre. Fuerte y claro. Te felicito y comparto plenamente lo que escribes.