Señor Director:

La semana pasada terminó la votación de enmiendas en las comisiones del Consejo Constitucional. Fue intenso, pues debimos no sólo votar un importante caudal de enmiendas presentadas, sino también y en paralelo, profundizar las instancias de entendimiento con los partidos de gobierno. Eso nos llevó a dilatar las votaciones en varias ocasiones, buscando construir acuerdos.

En muchas materias nos fue bien, alcanzando votaciones unánimes en temas importantes, y en otros casos presentando enmiendas firmadas en conjunto por bancadas de oficialismo y oposición. Así se construyeron artículos de medio ambiente, en educación, en aquellos relativos a los estados de excepción, en el Control Preventivo Sustantivo del Tribunal Constitucional, y sobre el fortalecimiento de la Contraloría. También aprobamos con el 90% de los votos de la comisión el capítulo de Defensa Nacional, entre muchos otros acuerdos.

Pero faltaba una instancia que instalara un diálogo general. Por eso, la noche del miércoles nos quedamos hasta la madrugada negociando de igual a igual -a pesar de la evidente diferencia en el número de escaños- entre el oficialismo y la oposición. Ahí, pasada las tres de la mañana, nos encontramos con una gran piedra de tope: el veto de la izquierda a diecisiete enmiendas importantes para la ciudadanía ya votadas en las comisiones, como condición para continuar la conversación en todas las demás materias. Esa lógica de todo o nada hizo imposible seguir avanzando.

Escribo esta carta, para reafirmar que los partidos opositores nos pusimos la meta de hacer de este proceso el perfecto opuesto del intento anterior. Así lo hemos demostrado hasta ahora generando mesas de coordinación, mesas temáticas, conversaciones formales e informales con el oficialismo, sabiendo escuchar y ceder, y apuntando a generar consensos en todas las materias posibles, logrando acuerdos en muchas de ellas. Esa voluntad seguirá en pie durante todas las fases que quedan.

Invito a poner paños fríos a la conversación, todavía quedan las etapas más importantes: el pleno del Consejo Constitucional, la fase de la Comisión Experta, y una eventual comisión mixta entre ambos órganos. Nuestra intención es que cada una de estas etapas sirva para depurar el texto, tanto en su redacción como en su representatividad.

Aspiramos a que a la columna vertebral del proceso, el borrador de los expertos pueda estar en sintonía con los anhelos ciudadanos. Y que esto se consiga como fruto de acuerdos transversales. Invito al oficialismo a volver a la mesa, para que podamos conversar sobre todos los temas sin imposiciones, priorizando el bien de Chile. Para eso nos eligieron.

 Arturo Phillips, delegado bancada UDI, Consejo Constitucional

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