Señor Director,

Regularmente en economía utilizamos la enseñanza de “la falacia de la ventana rota”, expuesta por el economista francés Frédéric Bastiat, también conocida como la falacia de lo que no se ve. En términos simples, este concepto señala que para sopesar un determinado hecho económico no solo debemos evaluar lo que sí se ve, sino que también debemos considerar lo que no se ve (a veces incluso más relevante).

Esta forma de pensar podemos aplicarla para juzgar lo que presentó la Convención. Al hacerlo, lamentablemente es fácil darse cuenta que no solo hay muchos inconvenientes en los artículos efectivamente escritos (ahí está lo que sí se ve), sino que también hay muchas cosas que simplemente no están presentes (lo que no se ve), y que desde el punto de vista de una Constitución son muy relevantes como para omitirlas. En efecto, al haber materias que no están escritas en el articulado pasan a ser determinadas por simples mayorías circunstanciales, con los enormes efectos perniciosos que ello significa en términos de volatilidad, incertidumbre, o captura política de la misma Constitución.

En síntesis, la propuesta promocionada por la Convención presenta deficiencias importantes en lo que vemos pero también, y quizás peor aún, en lo que no vemos.

Félix Berríos Theoduloz, economista

Deja un comentario