Señor Director:

Hace unos días voté favorablemente la creación de la Comisión de Derechos Humanos y lo hice porque creo que este es un tema de la máxima importancia, que no hemos sabido resolver y que, más bien, ha servido para dividirnos y confrontarnos.

La Declaración Universal de los DDHH del año 1948 ha sido explícita en definirlos y, nadie discute, que esto pone límites al poder del Estado y lo hace responsable de la observación y resguardo de los mismos, pero, en esta acción, es donde tenemos que encontrar, como sociedad, un equilibrio entre el legítimo derecho a manifestarse pacíficamente, con el de las personas que no lo hacen, y esperan que no se dañe su estilo de vida o su propiedad, algo que se debe garantizar, con el legítimo empleo de la fuerza, para enfrentar las expresiones de violencia desatada por grupos minoritarios, pero extremadamente violentos y es, en esta confrontación, donde tenemos la tendencia de aceptar y hasta justificar la violencia delictual, descalificando la respuesta de los encargados de la seguridad de las personas.

Algo que, necesariamente, tenemos que corregir.