Ayer se concretó un hecho histórico en lo que respecta a las relaciones entre los británicos y el resto de Europa. Tras tres años y meses de un proceso que estuvo lleno de sorpresas, triunfos y, para algunos, derrotas políticas, Reino Unido finalmente abandonó la Unión Europea.

En un discurso que ayer difundió por redes sociales, el Primer Ministro Boris Johnson, se refirió al comienzo de una «nueva era». «Nuestro trabajo como Gobierno, mi trabajo, es unir a este país y llevarlo hacia adelante», señaló y enumeró los beneficios y las posibilidades que de ahora en adelante se abren para la nación. «Para mucha gente este es un asombroso momento de esperanza, un momento que pensaban que nunca llegaría».

 

Fue este miércoles cuando el propio Parlamento Europeo ratificó el Brexit. Fueron alrededor de 73 parlamentarios británicos que abandonaron la eurocámara, acompañado del hito simbólico en el que se retira la bandera del Reino Unido tras 47 años de relación con el bloque. Fueron 621 diputados que votaron «sí» al acuerdo de retirada, mientras que 49 parlamentarios votaron en contra. Según consignó la Deutsche Welle, aunque el Reino Unido ya no será un Estado miembro, seguirá vinculado a las normas europeas durante el periodo de transición: once meses en los que los equipos negociadores volverán a sentarse a la mesa para diseñar la relación futura.

La votación duró horas y finalizó con un grupo de diputados entonando la canción «Auld Lang Syne», que se utiliza para despedidas.

Todo comenzó en febrero de 2016. Fue en esa ocasión que el Primer Ministro británico de entonces, David Cameron (Partido Conservador) convocó a un plebiscito para el 23 de junio de ese mismo año, para que los ciudadanos  eligieran si permanecer (Remain) en la Unión Europea o abandonarla (Brexit). «Esta una de las mayores decisiones que nuestro país deberá tomar en nuestras vidas», señaló la máxima autoridad.

Sin embargo, días antes de realizar el anuncio, Cameron estuvo en Bruselas, Bélgica (sede de la UE), donde sostuvo distintas reuniones con los demás miembros del bloque. En la ocasión, se acordó un paquete de cambios entre los que se incluía prestaciones por hijo; pagos de bienestar social a migrantes; Gran Bretaña podría conservar la libra esterlina y comerciar con ella en el bloque, y limitaciones al libre movimiento. Según consignaron expertos, Cameron tenía la certeza de que la opción de permanencia en la UE sería la vencedora en un eventual plebiscito o referéndum.

¿Quiénes buscaban permanecer en la Unión Europea? El Partido Laborista, el Partido Nacional Escocés, los Liberales Demócratas y Plaid Cymru (Partido Nacional de Gales) eran parte del programa político que impulsaría y defendería el Remain, además de algunos parlamentarios pertenecientes al Partido Conservador. Según consigna la BBC, lo que motivaba a este grupo y sus principales razones de pertenecer en el bloque era el factor comercio, ya que sería una metodología «más fácil y ese gran mercado beneficiará la economía británica», además de razones que se vinculan a la seguridad y al estatus internacional del Reino Unido.

Por su parte, los que apoyaban el salirse de la UE  era un buen número de parlamentarios conservadores, incluyendo miembros del gabinete de Cameron, miembros del opositor Partido Laborista y figuras destacadas como el líder del Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP), Nigel Farage.  Sus precursores sostenían que el Reino Unido estaba siendo frenado por la Unión Europea, con la imposición de muchas reglas a los negocios y el cobro de miles de millones al año en tarifas de membresía a cambio de poco retorno. Además, se oponían al factor migratorio, la imposición de visas y buscaban mayor independencia.

Encuestas previas al plebiscito

Desde un comienzo se hablaba de que en el Reino Unido las cartas ante un futuro resultado estaban divididas, pero con una inclinación en favor de la opción para permanecer ligados a Bruselas.  Por ejemplo, la encuesta Populus indicó que, tras consultar a 4.700 ciudadanos,  un 55% apostaba por permanecer y un 45% por salir de la UE. En la misma línea, un sondeo realizado por el Evening Standard apuntaba a que un 52% votaría por permanecer y un 48% por el divorcio. Un sondeo telefónico realizado por ComRes para ITV  reflejó que la opción de la salida perdía posiciones frente a la permanencia: 46% frente a 54%.

Otra encuesta de YouGov daba también ventaja a la continuidad en la UE, pero más ajustada: 51% a 49%. El análisis de los sondeos realizado por el Financial Times reflejaba que los partidarios pro quedarse en la Unión Europea eran el 47%, frente al 45% que apuesta por el Brexit, según consignó el diario El País de España.  Los propulsores de la campaña «Stronger in Europe» (más fuertes en Europa), corrían con confianza.

Sin embargo, el 23 de junio, considerado como el día que cambió el curso de la historia del Reino Unido, el Brexit dio la sorpresa y contra todo pronóstico logró un triunfo tras obtener un 52% de los votos, versus un 48% que votó por el Remain, lo que forzó la renuncia de David Cameron al cargo de Primer Ministro.

Factores que llevaron a un triunfo del Brexit a pesar de los sondeos

De acuerdo a lo consignado por distintos medios ingleses, el resultado del referéndum evidenció ciertas divisiones de clase social, edad y locación geográfica en la sociedad británica muy arraigadas.

El principal factor, que fue parte de la discusión durante la mayor parte del proceso, fue el motor económico. Instituciones como el FMI y la OCDE advirtieron que el Brexit provocaría el estancamiento de la economía, un aumento del desempleo y el desplome de la libra, junto con que el Banco de Inglaterra advertía sobre una eventual recesión técnica. De acuerdo a lo consignado por BBC News, los partidarios de abandonar la UE contraatacaron acusando a los agoreros de ser representante de la élite interesados en restarle valor a Reino Unido para proteger sus intereses.

En este sentido, y en materia de salud pública, los impulsores de abandonar la Unión Europea plantearon como consigna que, de concretarse el Brexit, se liberarían hasta 350 millones de libras semanales para gastar en el sistema de salud pública, punto que convenció a la mayor parte de los británicos.

Si bien en un principio las encuestas daban por ganador al Remain, la masiva inmigración y el descontento de la «Inglaterra profunda» con este hecho, se perfilaba como el segundo problema que más inquietaba a los ciudadanos, ubicándose detrás de las preocupaciones económicas, especialmente en los votantes de menos ingresos. Además, una eventual entrada de Turquía a la Unión Europea sumó adherentes al Brexit, en medio de la crisis migratoria del momento.

En el escenario político, el paquete de medidas acordado por David Cameron y la Unión Europea fueron en su momento calificados como insuficientes al interior de su partido. Caso parecido fue el de Jeremy Corbyn, líder del Partido Laborista. Si bien envió a algunas de sus principales figuras a promover los beneficios de la UE y hasta dio a entender que estaba dispuesto a incrementar los controles migratorios, el partido fue incapaz de disipar la impresión de una profunda división entre el liderazgo y la base.

Por otro lado, el actual Primer Ministro británico, Boris Johnson, quien en ese entonces se desempeñaba como alcalde de Londres tenía una difícil tarea. Desde un comienzo se mostró partidario de abandonar la Unión Europea y debía convencer a los londinenses, población que en su mayoría es considerada como «pro europeos». Sin embargo, Johnson se perfilaba como uno de los políticos que contaba con un gran nivel de aprobación según las encuestas. El actual Premier recorrió las más grandes ciudades del Reino Unido y desplegó los puntos que podrían ser favorables para los británicos en caso de que triunfara el Brexit.

Varios analistas británicos catalogan el referéndum como un hecho inaudito que dio a conocer las diferencias notorias entre los ingleses. Un factor fundamental fue la edadFueron los adultos mayores los que le entregaron la victoria al Brexit.  Las encuestas, que daban un triunfo al Remain, no atacaron el tema demográfico y generacional de manera profunda, según los expertos.

El precedente de las elecciones de 2015 indicó que el 78% de los mayores de 65 ejerció su derecho; un 43% de los ciudadanos entre 18 y 24 años, votaron  y un 54% de aquellos entre 25 y 34 fueron los que participaron. Fue este elemento también -el no acudir a las urnas en mayor proporción-, lo que hizo que el permanecer en la UE perdiera fuerza. De acuerdo a los medios de ingleses, el resultado final arrojó que tres de cada cinco votantes mayores de 65 se mostraron a favor de dejar la Unión Europea.

Otro de los puntos centrales que permitieron una victoria del Brexit fue la desconexión con la Inglaterra profunda que se escapaba de los ojos de Londres y de Westminster.  Según expertos en la materia, la discusión política en Inglaterra era muy teñida ya que quedarse con Europa dejaba muchos ganadores y perdedores. Dejaba muchos ganadores en Londres y la industria financiera y de servicios, y muchos perdedores en las áreas industriales y agrícolas.

Este último punto también se relacionaba y se atribuyó a una temática más bien emocional. De cierto modo, los ingleses sentían que habían perdido el control soberano sobres sus decisiones, ya que bajo el Estado de Derecho gran parte de las decisiones internas eran acordadas con la Unión Europea, la que contaba con miembros que, a fin de cuentas, no fueron elegidos por los propios británicos.

De esta forma, luego que se impusieran los hechos, mediante un inesperado plebiscito, ayer se materializó la salida del Reino Unido de la Unión Europea. ¿Y ahora? Una transición para negociar los nuevos términos de la relación entre ambas fuerzas.