El 25 de octubre se realizará el plebiscito por una nueva Constitución en Chile, en condiciones nunca imaginadas, ni siquiera al inicio de la pandemia. La realidad es que mientras las mismas condiciones sanitarias que justificaron posponer el plebiscito que había sido convocado para el 26 de abril de 2020, habrían más que justificado posponerlo nuevamente, la puerta nunca estuvo abierta para una nueva postergación.

El día jueves 19 de marzo, después de una recomendación oficial del Servel, que indicó que “Dada la emergencia nacional por la pandemia del Coronavirus parece evidente la necesidad de postergar la realización del plebiscito …”, los partidos políticos acordaron postergar el plebiscito para el 25 de octubre, cumpliendo con las disposiciones del  Servel que también recomendó que “Para establecer una nueva fecha para su realización, se estima fundamental tener presente las consideraciones de la autoridad sanitaria que aseguren que su implementación no constituirá un riesgo para la salud de la población.

Cabe recordar que el día lunes 15 de marzo se anunció la suspensión de todas las clases en el territorio nacional y el 18 de octubre el Presidente declaró Estado de Excepción Constitucional de Catástrofe y el día que se acuerda postergar el plebiscito habían 341 casos confirmados de COVID19 en el país y 337 casos activos.

A finales de septiembre y principios de octubre, cuando se plantea volver a posponer el plebiscito, las clases presenciales siguen suspendidas en casi todo el país, seguimos en Estado de Excepción, hay sectores y ciudades completas en cuarentena, los contagiados nuevos diarios alcanzan entre 1.500 y 2.000 personas, y los casos activos, que están y pueden contagiar al resto de la población, son más de 15 mil.

A simple vista, la situación actual parece bastante más riesgosa para la salud de la población que la que se vislumbraba el 19 de marzo de 2020. Sin embargo, cualquier opinión que pusiera sobre la mesa la postergación del plebiscito fue acusada de ser una utilización política de la pandemia.

Un análisis racional de una posible postergación del plebiscito, cuando la mayor parte de las encuestas daba por ganadora la opción “Apruebo”, que se ha constituido como la opción políticamente correcta, indicaría que no existe riesgo de cambio en el resultado final del plebiscito. Entonces, ¿a qué le teme tanto la izquierda?

Más allá de la opinión de cada uno de nosotros acerca de la gestión del gobierno actual en lo político, lo cierto es que el manejo de la pandemia ha sido acertado, se cumplieron las promesas, en especial aquella de que no faltaría un respirador para nadie, y las cifras en lo económico empiezan a recuperarse más rápidamente de lo esperado una vez que comenzaron a levantarse las cuarentenas; lo que se ilustra con los 119 mil nuevos empleados que mostraron las cifras laborales publicadas por el INE para agosto y los 124 mil nuevos empleados que mostró la encuesta del centro de microdatos de  la UC para septiembre (aún no se publica el dato del INE para septiembre).

Lo otro que empezó a recuperarse con rapidez ante el levantamiento de las cuarentenas es la violencia. La Araucanía ha colmado todos los titulares con nuevos ataques incendiarios, y la renovada Plaza Baquedano ya comenzó a sufrir todo el daño del que son capaces los grupos violentistas, que cada viernes han vuelto a tomarse esta zona.

La izquierda no es ciega ni sorda, entiende perfectamente que la gente está cansada, que ha sido un año difícil para todos, que la gente necesita seguridad y trabajo. Ellos también entienden que la gente podrá no querer a este gobierno, pero reconoce que en gestión son mejores que ellos. Y por tanto, la izquierda no podía arriesgarse a que el “Rechazo” ganara adeptos si se posponía el plebiscito, aunque el mantener la fecha del plebiscito el 25 de octubre arriesgue la salud de muchos chilenos, y haga que otros tantos renuncien a su derecho a votar para evitar arriesgar su vida, en especial aquellos con enfermedades de base y mayores de edad… el fin justifica los medios…

Y el pánico a perder lo que no lograron hacer ni con democracia ni apoyo popular, sino con violencia, les hace ignorar los riesgos a que están sometiendo a toda la población. Porque en el fondo, no es el bienestar de la población lo que les importa, sino su propias y egoístas ganancias.

Dos años más de incertidumbre económica no es lo que se necesita ahora. Hoy necesitamos empleo y crecimiento para evitar que más chilenos caigan en pobreza.

 

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