Ya sabemos que las relaciones de pareja no son fáciles, menos cuando ya no se es tan joven, ni cuando es un tema que atormenta y obsesiona.

Este es el meollo de esta película francesa de Claire Denis (directora y co-guionista), protagonizada por la talentosa Juliette Binoche, que interpreta a Isabelle, una artista plástica -separada, 1 hija-, insatisfecha emocionalmente. Tanto así, que su estado es de crisis permanente en busca de un hombre que la quiera bien y de verdad… pero el problema es ella y, como no lo advierte, va de pastel en pastel, en su mayoría casados y que aclaran de inmediato que no dejarán a sus esposas. Pero ella llora e insiste, se humilla y se angustia en su propio laberinto.

Estas idas y venidas de relaciones tortuosas con hombres antipáticos, obsesivos y egóticos hacen que sea una historia confusa y, a ratos, latera. Aunque se presenta como una “comedia romántica”, no lo es. De hecho, su propia hija de 10 años se queja de que llora mucho y todas las noches.

Débil guión, a pesar de estar inspirado en “Fragmentos de un discurso amoroso” de Roland Barthes. Como diría mi abuela “no hay pan que rebanar”.

Isabelle confunde placer sexual con relación de pareja y mientras no le llegue esa brújula seguirá dando tumbos.

Recién en la última y extendida escena de casi 15 minutos -cuando por fin  aparece Gérard Depardieu-, se abre un camino de insight… es este pseudo gurú quien por primera vez –y cuando ya aparecen los créditos de la película- le dice que existe “un bello sol interior” que hay que encontrar…

Duración: 95 minutos. En todos los cines.