Hoy finaliza el 37° período de sesiones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) que se realiza en Cuba, tal como informó «El Líbero». El lugar fue ratificado por la propia directora ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, quien ha manifestado públicamente una simpatía por el castrismo.

Durante el desarrollo del encuentro, la isla asumió la presidencia pro témpore del organismo y Bárcena reafirmó su «compromiso de seguir acompañando a Cuba en su propio y soberano recorrido hacia el desarrollo sostenible».

En este contexto, la periodista y bloguera cubana, Yoani Sánchez, publicó la columna «Cepal, cinco letras que perdieron el rumbo», en su medio digital 14 y medio. En el texto, Sánchez cuestiona que la entidad «ha sido por años una cómoda compañera de ruta para el Gobierno cubano, apoyando su gestión, validando sus engordadas cifras y callando cualquier crítica».

A continuación la columna que la bloguera escribió desde La Habana en exclusiva para «El Líbero»:

«Alicia Bárcena, la Cepal y los secretos inconfesados»

«Alicia Bárcena guarda un secreto. La secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) solo se atreve a confesar ante el espejo el motivo de su dócil postura ante el régimen cubano, pero esa discreción no funciona con quienes hemos vivido por largos años en esta Isla y conocemos cómo se compran lealtades.

Hace unos años, una colega periodista española se radicó en Cuba llena de ilusiones en un momento de posibles aperturas bajo el mandato de Raúl Castro. Hoy, está de regreso en su país bajo tratamiento psiquiátrico, debido a las presiones que recibió para que contara la versión oficial de los hechos. La Seguridad del Estado la destruyó a golpe de presiones.

La historia de esta reportera es solo una parte del drama, pero al otro lado están los oportunistas que se benefician gustosos de la calculada geopolítica de la Plaza de la Revolución. A estos últimos se les reconoce por el regocijo al cumplir su tarea, por la sonrisa cómplice y por el largo tiempo que mantienen activa su labor.

Alicia Bárcena y la entidad que lidera encajan en este último perfil. Nadie puede ser tan alabado por el castrismo, hacerse tantas fotos con sus líderes y callar tan evidentes desmanes sin ser cómplice. Nadie, tampoco, puede ser tan ciego ante los graves problemas de la realidad cubana sin ser etiquetado de ‘estúpido’ o de ‘colaboracionista’.

Esta semana, al escuchar a Bárcena durante el XXXVII período de sesiones del organismo regional, realizado en la Isla (…),era difícil no pensar que se estaba ante una propagandista del sistema cubano».

Lo más grave es que la Cepal no fue concebida para ser carcelero, trampa ni barrote, sino para apoyar a los ciudadanos de esta región en la búsqueda de nuevos horizontes de prosperidad. Sin embargo, la funcionaria parece sentirse a gusto entre los mayores predadores de la libertad económica de la zona.

Esta semana, al escuchar a Bárcena durante el XXXVII período de sesiones del organismo regional, realizado en la Isla, y que coincidió con el traspaso de la presidencia pro témpore de la Cepal a manos de Cuba, era difícil no pensar que se estaba ante una propagandista del sistema cubano, frente a un miembro acrítico de sus tropas de choque.

(La Cepal) Usa su prestigio para señalar un camino que solo conduce a un callejón de estatización, crisis económica y falta de libertades».

Lo más grave, en el caso de Bárcena, no es que tantos dobleces terminen en un delirio traumático como el de mi amiga periodista española, sino que logre convencer a gente joven y talentosa de este continente de que el modelo imperante en la Isla debe ser copiado, repetido y amplificado como un antídoto contra la pobreza y las desigualdades sociales.

Ahora mismo la Cepal, con su ojo totalmente acrítico hacia La Habana y sus elogios de unos supuestos beneficios sociales que ni siquiera conoce -debido a la adulteración de cifras que sistemáticamente practica el Gobierno cubano- hace un tremendo daño. Usa su prestigio para señalar un camino que solo conduce a un callejón de estatización, crisis económica y falta de libertades.

Puede que en su fuero interno Bárcena se felicite por el apoyo a una ideología con la que concuerda o respire aliviada por cumplir el guión que unos extorsionadores le han dictado, pero eso no ayuda a lavar su rostro hacia nosotros. Para la población cubana la suya es como esas tantas otras caras usadas para validar el absurdo, prolongar el control… explicar lo inexplicable.

Señora Alicia Bárcena, evite mirarse al espejo. Un rictus de miedo o asco puede aflorar de forma involuntaria en cualquier momento».