La Cámara de Diputados aprobó el proyecto de ley del Ejecutivo que establece la gratuidad en la educación superior para los estudiantes que pertenezcan al sexto decil de la población a partir de 2018, y fija un mecanismo para llegar al 100% siempre que se cumplan determinadas condiciones de crecimiento económico.

Ese beneficio fue destacado por la Presidenta Michelle Bachelet y los ministros de su gobierno como algo “histórico”, ya que sumará a 90 mil nuevos estudiantes a los 257 mil que no deben pagar por sus estudios.

Sin embargo, ese lado grato tiene otro “lado oscuro”, que devela Hugo Lavados, rector de la Universidad San Sebastián, y ex ministro de Economía durante el primer mandato de Bachelet. Y es que a mayor cantidad de alumnos con el beneficio más se reducen los ingresos a las universidades adscritas, lo que genera un déficit insostenible.

De hecho, la gratuidad que se entrega hoy a los 257 mil estudiantes genera un déficit de $18.224 millones en 15 de las 30 universidades donde estudian dichos alumnos, lo que ha llevado a algunos rectores, como Carlos Peña, de la Universidad Diego Portales,  a evaluar salirse del sistema.

En entrevista con “El Líbero”, el rector Hugo Lavados aborda el proyecto de ley que pasó al Senado, y los graves desequilibrios financieros que genera la gratuidad en el sistema universitario chileno.

– ¿Qué opina del aumento de la gratuidad para el 60% de los alumnos más vulnerables?

– Creo que hubiese sido mejor, desde el punto de vista del país, que los recursos adicionales que el Fisco va a gastar sean destinados a mejorar la educación preescolar, las salas cunas y jardines infantiles, que no están bien resueltos en Chile. Pero, en fin, creo que es difícil y no veo que se pueda retroceder en eso. Es ir contra la corriente. Estoy convencido de que la fórmula concreta mediante la cual el fisco aporta a las universidades que están en la gratuidad es muy mala, y ha producido efectos muy negativos para la mayor parte de las instituciones, ya que disminuyen los recursos que tienen para desarrollar sus actividades.

Rector Lavados: «Creo que hubiese sido mejor, desde el punto de vista del país, que los recursos adicionales que el Fisco va a gastar sean destinados a mejorar la educación preescolar, las salas cunas y jardines infantiles»

– ¿Los aportes que entrega el Estado en el proyecto que se discute en el Congreso mantiene el déficit para las universidades?

-Eso dependerá de las posibilidades de recursos del Estado. Los problemas principales son dos. Primero, la idea misma del cálculo tiene un error, porque es imposible separar los costos puros de la docencia en cualquier institución. Lo segundo, hay un tema práctico y es que no se prevé que en los próximos años los recursos crezcan, y entonces la fórmula usada hasta ahora seguirá siendo la misma y seguirán los problemas de menos recursos. Siempre he pensado, mirado en la perspectiva general de los estudiantes, que es mucho mejor un sistema de aranceles diferenciado vinculado con un mecanismo de becas y de créditos. Que el aporte de las familias o el copago -que para algunos es palabra malévola- varíe de acuerdo a sus posibilidades. El principio es que no quede fuera ningún estudiante con capacidades por razones económicas familiares, y eso es perfectamente posible hacerlo mediante diferentes dispositivos. El crédito ha sido demonizado.

– ¿A medida que aumenta la cobertura de gratuidad entonces también aumentará el déficit?

– Es decir, mientras continúe la fórmula de cálculo, si hay más estudiantes con gratuidad las universidades van a ver reducidos en mayor grado sus ingresos.  Además, si se plantea que el porcentaje de estudiantes que no están con la gratuidad deben tener el mismo arancel del Estado, habrá una reducción de recursos brutal en algunos casos. Es muy difícil que pueda soportarse por algunas instituciones y eso significa que salga a hacer actividades de baja calidad.

– ¿Cuánto menos recursos podrían recibir esas universidades?

– Para algunas universidades puede significar 20% o más del total de los ingresos. Eso es insostenible.

Rector Lavados: «Si hay más estudiantes con gratuidad las universidades van a ver reducidos en mayor grado sus ingresos.  Además, si se plantea que el porcentaje de estudiantes que no están con la gratuidad deben tener el mismo arancel del Estado, habrá una reducción de recursos brutal en algunos casos»

– ¿Qué otras cosas hay en el proyecto de la gratuidad que le hacen ruido?

– Me hace harto ruido un planteamiento de tipo general, que quien no esté de acuerdo con el proyecto esté en contra de la reforma. Es una falacia del porte de una casa. El problema, en realidad, es que uno puede que no esté de acuerdo con alguna de las cosas de este proyecto específico, pero no quiere decir que esté de acuerdo con que sí se requieren cambios importantes. Hay un silogismo falso.

-¿Cuál es su mirada sobre las nuevas institucionalidades que se crean, como la superintendencia y la subsecretaría de Educación?

– Quiero insistir en que hay algunas funciones en la subsecretaria y superintendencia  que generan serias dificultades para que las universidades funcionen con autonomía. Se definen un montón de cosas que son casi imposibles de definir objetivamente, y que van a terminar como decisiones arbitrarias. Hay  una especie de ilusión del planificador. Una universidad requiere tener plazos largos a 10 años. Yo desafío que alguien me diga cuantos psicólogos o abogados vamos a necesitar en 10 años. Ese tipo de estimaciones serán necesarias con la nueva ley, porque la subsecretaría podrá, por ejemplo, fijar cupos de carreras. Hay un tema ilusorio. Otro tema cuestionable es que los informes financieros que acompañan al proyecto reflejan un gasto que hará el fisco para crear las instituciones e indica montos que son ridículos respecto de sus funciones. No podrán funcionar bien con esa plata. Tiene funciones excesivas, atentan contra la autonomía.

Rector Lavados: «Quiero insistir en que hay algunas funciones en la subsecretaria y superintendencia  que generan serias dificultades para que las universidades funcionen con autonomía. Se definen un montón de cosas que son casi imposibles de definir objetivamente»

– ¿Qué le parece que la admisión a las universidades quede en manos del Mineduc?

-Es un despropósito completo. Lo que veo es que están modificándose cuestiones con una idea estatista fantástica, en el sentido que no todo lo que el Estado puede hacer lo hace bien, que está lleno de personas bondadosas. Lo de la admisión no se entiende mucho, porque no hay demasiados problemas con ella. Lo que existe requiere sintonía fina, alguna modificación, pero aquí aplica el viejo dicho de si funciona para que lo vas a romper. Darle  la admisión a una institución política se va a prestar para cualquier cantidad de arbitrariedades y problemas. Espero que renazca la sensatez y sea eliminado del proyecto.

Rector Lavados: «Darle  la admisión a una institución política se va a prestar para cualquier cantidad de arbitrariedades y problemas. Espero que renazca la sensatez y sea eliminado del proyecto»

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